Escribe Fortea: "La calidad de una sociedad nada tiene que ver con los móviles de última generación que tenga, ni con la última Xbox, ni con la última versión de Windows."
Por Dios que sí, padre Fortea; cuanta más calidad técnica veo menos calidad humana siento y más distancia mido entre los seres humanizables, ni siquiera humanos; sólo hay que ver lo bien que funciona el Windows 7... y lo poco o nada que se pueden instalar todos los demás programas, porque exigen versiones actualizadas y, por tanto, más caras. Lo antiguo resulta ser así mucho más fiable, mucho más económico, mucho más agradecido... y mucho menos nuevo, gracias, también, a Dios, pero no a Giligates.
Me vuelvo cada vez más antiguo, tecnófobo y fósil. Me gustaría comprar churros, cabalgar en burro, devorar la hoja parroquial, ir al campo en pantalón corto, liar pitillos de hoja, llevar boina, garrota y capa, ir a misa de doce, beber té con pastas , ahora que estamos todos juntos, rezar un rosario, practicar la esgrima, saludar en latín, oír a Emerson, Lake & Palmer, pescar con gusano, comulgar por el rito mozárabe, jugar al futbolín en los billares de la OJE, lavarme la cara en palangana, blasfemar pacato, pelarme con navaja, beber en bota, tomar chatos de mistela y quina con tapas de boquerón y aceituna, buscar setas, acarrear barras de hielo, salir penitente de procesión, cambiar el transformador de 125 a 220 voltios, aliñar aceitunas y queso manchego en orzas, llamar a la Tuna, matar moscas con DDT, recitar la lista de los reyes godos, poner centros de mesa, abominar del arrobado San Dominguillo Sabio, cepillarme con Profidén, lavarme con jabón Lagarto, limpiarme el culo con el papel amarillo de elefantito rojo, espantarme de los titulares de El Caso, llevar a bendecir el canario por San Antón, mirar el Almanaque zaragozano, comparar Ben Hur y Quo vadis?, sufrir la ducha fría sin presión, leer las esquelas del Abc, comentar el último libro de Somerset Maugham, tomar berenjenas con Cariñena, hacer la quiniela, derribar muñecos y llevarme peponas, presumir de pantalones de campana, poner discos de vinilo, consumir Mirinda, mirar las piernas de las chicas cuando se usaba la falda, enamorarme de Cecilia, tararear Capitán de madera de Ismael y la Banda del Mirlitón, comerme una tortilla de patatas en el campo con la familia, adelantar en Seiscientos y pagar sus letras con pólizas de duro, ponerme un pulóver hasta el cuello.
Por Dios que sí, padre Fortea; cuanta más calidad técnica veo menos calidad humana siento y más distancia mido entre los seres humanizables, ni siquiera humanos; sólo hay que ver lo bien que funciona el Windows 7... y lo poco o nada que se pueden instalar todos los demás programas, porque exigen versiones actualizadas y, por tanto, más caras. Lo antiguo resulta ser así mucho más fiable, mucho más económico, mucho más agradecido... y mucho menos nuevo, gracias, también, a Dios, pero no a Giligates.
Me vuelvo cada vez más antiguo, tecnófobo y fósil. Me gustaría comprar churros, cabalgar en burro, devorar la hoja parroquial, ir al campo en pantalón corto, liar pitillos de hoja, llevar boina, garrota y capa, ir a misa de doce, beber té con pastas , ahora que estamos todos juntos, rezar un rosario, practicar la esgrima, saludar en latín, oír a Emerson, Lake & Palmer, pescar con gusano, comulgar por el rito mozárabe, jugar al futbolín en los billares de la OJE, lavarme la cara en palangana, blasfemar pacato, pelarme con navaja, beber en bota, tomar chatos de mistela y quina con tapas de boquerón y aceituna, buscar setas, acarrear barras de hielo, salir penitente de procesión, cambiar el transformador de 125 a 220 voltios, aliñar aceitunas y queso manchego en orzas, llamar a la Tuna, matar moscas con DDT, recitar la lista de los reyes godos, poner centros de mesa, abominar del arrobado San Dominguillo Sabio, cepillarme con Profidén, lavarme con jabón Lagarto, limpiarme el culo con el papel amarillo de elefantito rojo, espantarme de los titulares de El Caso, llevar a bendecir el canario por San Antón, mirar el Almanaque zaragozano, comparar Ben Hur y Quo vadis?, sufrir la ducha fría sin presión, leer las esquelas del Abc, comentar el último libro de Somerset Maugham, tomar berenjenas con Cariñena, hacer la quiniela, derribar muñecos y llevarme peponas, presumir de pantalones de campana, poner discos de vinilo, consumir Mirinda, mirar las piernas de las chicas cuando se usaba la falda, enamorarme de Cecilia, tararear Capitán de madera de Ismael y la Banda del Mirlitón, comerme una tortilla de patatas en el campo con la familia, adelantar en Seiscientos y pagar sus letras con pólizas de duro, ponerme un pulóver hasta el cuello.
Por este tipo de ocurrencias -la de ser anticuado hasta la rabia- me gustará siempre tu poesía. Pues para mí eso es poesía (definición de Lowry de "escritor": "el que dice algo nuevo sobre el Infierno"). Te decía, en un comentario que no te he podido mandar, que me escribas a yacintusradison@hotmail.com para mandarte mis últimas cosas (poesía pero también novela et alia) a tu correo personal. Seguro que las disfrutarás. Ah, y no me seas vago y escribe tú mismo que es más interesante que los artículos que citas como ese del Tamayo alabando a Sagasta/Bamby, el cual no creo que haya leído la Biblia ni en cómic, me da vergüenza tener un pdte. que no sabe hablar inglés como cualquier barman de la Costa, y fue todo bochornoso.
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