sábado, 5 de junio de 2010
El panóptico
Un sabio amigo, Javier Lumbreras, me ha descrito la sociedad contemporánea como un panóptico. Al profano le parecerá esta una imagen extravagante, pero yo, cuanto más la considero, más cuenta me doy de la razón objetiva que acompaña a esta metáfora deslumbrante para describir el particular infierno que nos atenaza hoy en día. Y digo infierno de modo menos metafórico de lo que pueda parecer, porque cada vez esto se parece más a un infierno no solamente en lo demoniaco, sino en la temperatura, que está subiendo varios grados gracias a las maldades de nuestros gobernantes, delegados de nuestra propia maldad.
El panóptico era un modo de prisión-pesadilla diseñado por el utilitarista británico Jeremías Bentham: consistía en un edificio-tubo cuyo perímetro era vigilado desde un eje central, y donde no se permitía a los reclusos/internos (llámeseles con el eufemismo que se prefiera) hablar, para que meditaran en silencio sobre sus culpas, aislados y en celdillas, siempre bajo la vigilancia omnipresente del ojo-que-todo-lo-ve, gran hermano o hermano mayor moral. Cuando se llevó a la realidad esta extravagante propuesta, la mayoría de los presos no se regeneró, sino que se volvió loca o se suicidó. Así por ejemplo en los penales australianos y en otros lugares donde se ensayó al pie de la letra tan ingeniosa (y sobre todo abaratadora) innovación. Faltaba un ingrediente esencial de humanidad, incluso con los deshumanizados; faltaba la palabra, cuyo poder curativo siempre fue conocido y reconocido al menos desde Aristóteles. En esta sociedad todos somos víctimas de los ojos acusadores de los demás y eso nos impide ser humanos y nos transforma en momias, o peor, en piedras de la pirámide de la sociedad.
No resultará raro considerar que el propio Jeremías Bentham fuese momificado y expuesto a todos los ojos en la sala de reuniones del University College de Londres dentro de una urna o celdilla. En varios institutos de enseñanza, en museos malos y en la Plaza roja de Moscú he visto también varias momias parecidas.
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