A través de mi amigo, mi leidísimo padre Fortea, accedo al conocimiento de una mística del siglo XX llamada María Valtorta. Escribió una obra en cinco volúmenes, el Poema del hombre-dios. Es una narración revelada y comentada de la vida de Cristo que anduvo un tiempo en el Índice de libros prohibidos pero que ha sido ya certificada generalmente como ortodoxa. Este índice, que más que degradar consagra con un máximo honor a toda una serie de glorias de la humanidad, ha sido tan desacreditado que ya no ha vuelto a publicarse, aunque conserva una cierta autoridad moral entre los creyentes fanáticos. Si uno quisiera saber qué hay de bueno en el hombre para el hombre le bastaría con leer las obras que el Índice condena. El texto de Valtorta es muy curioso; sin ser teóloga, se muestra sabia, muy erudita y escritora excelente, alternando dos planos, el diario y el divino. Escribe que más servicial que Dios es el Diablo, y uno no puede estar más de acuerdo.
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