domingo, 1 de agosto de 2010
Me voy a Barcelona
Unos días de vacaciones. Vamos a estrenar el Ave Ciudad Real-Barcelona, que me ha costado un huevo del escroto (con lo que duele) porque vale más del doble que la estancia en el hotel. Ya os diré; de chaval paseé por las Ramblas y probé de la fuente de Canaletas, de la que se cuenta que si la bebes volverás a Barcelona. Más que el agua de Canaletas, que tiene tanto hidrógeno y oxígeno como la del grifo, lo que recuerdo es una jarra de cerveza fría con burbujas y gambas que consumí allí y las muy variopintas lumis que se dejaban entrever. El parque Güell es como un lagarto desollado de mosaico y cemento, no me gustó; la Sagrada Familia, una apología del cava catalán (Gaudí debía estar algo curda cuando la hizo); por fotos he visto que está un poco cambiada; me quedé con ganas de volver, y, si Dios quiere, eso haré, pero esta vez con mi familia; el agua de Canaletas habrá cumplido su oficio de traerme otra vez a su curso.
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