miércoles, 3 de noviembre de 2010

Sentencias y refranes de La Celestina

Mucha es la sabiduría de La Celestina; la principal quizá es que el mundo es trágico porque en él todo está enfrentado; la esperanza está fuera de él. Me quedo con un puñado de sentencias y refranes de entre todos los que hay; más abajo los pongo todos:

Todas las cosas ser criadas a manera de contienda o batalla (Heráclito, y luego, Petrarca)
Las mujeres y el vino hacen a los hombres renegar. Este refrán lo repetía Quevedo, y vaya si es verdad.
¡Oh qué hastío es conferir con ellas [=las mujeres] más de aquel breve tiempo que aparejadas son a deleite!
Miserable cosa es pensar ser maestro el que nunca fue discípulo.
Quien a la vez pone su pensamiento en diversos lugares, en ninguno lo tiene.
Vanamente se dice por muchas palabras lo que por pocas se puede entender. O como dice Juan de Mena, "Miremos al seso, mas non al vocablo", o el adagio latino, "rem tene, verba sequentur"
El esperanza luenga aflige el corazón.
Los bienes si no son comunicados, no son bienes.
De las obras dudo, cuanto más de las palabras.
Es necedad o simpleza llorar por lo que con llorar no se puede remediar.
No los que poco tienen son pobres, mas los que mucho desean.
Los peregrinos tienen muchas posadas y pocas amistades
La ajena luz nunca te hará claro, si la propia no tienes. Como la paradoja de la farola de El arte de amargarse la vida.
Tanta es la fuerza de la verdad, que las lenguas de los enemigos trae a su mandar.
Si tú me das a entender lo incógnito por lo menos conocido, es coger agua en cesto.
Cada cual habla de la feria según le va en ella.
Ten tú el tiempo que no ande; tendré yo mi forma que no se mude.
Pan e vino anda camino, que no mozo garrido.
La experiencia y escarmiento hace los hombres arteros. Parecido a ese pensamiento tan repetido por Cervantes: "Las largas peregrinaciones hacen a los hombres discretos", que suena más noble y menos desengañado.
La mayor gloria que al secreto oficio de la abeja se da, a la cual los discretos deben imitar, es que todas las cosas por ella tocadas convierte en mejor de lo que son. Hay otro pensamiento parecido en otro lugar de La Celestina: que el hombre debe evitar a los que quiere hacer mejores, y frecuentar a los que quieren hacerle mejor a el.
Quien mal hace aborrece la claridad.
Simpleza es no querer amar e esperar de ser amado, locura es pagar el amistad con odio.
El cierto amigo en la cosa incierta se conoce, en las adversidades se prueba. Como Cicerón: Amicus certus, in re incerta cernitur, en su De amicitia
Ser como perro de hortelano, que ni come las berzas ni las deja comer.
A las obras creo, que las palabras de balde las venden dondequiera.
El amor nunca se paga sino con puro amor; e las obras, con obras.
No hay cosa más perdida que el mur que no sabe sino un horado.
De corsario a corsario no se pierden sino los barriles.
La mocedad ociosa acarrea la vejez arrepentida e trabajosa.
Si la locura fuese dolores, en cada casa habría voces.
No es verdadera fuerza ni poderío dañar y empecer, mas aprovechar e guarecer.
Pequeña causa desparte conformes amigos.
Ser como tablilla de mesón, que a todos abriga y ella se queda fuera.
Ninguna cosa es más lejos de verdad que la vulgar opinión.
Nunca alegre vivirás, si por voluntad de muchos te riges.
Ruin sea quien por ruin se tiene.
Las obras hacen linaje que, al fin, todos somos hijos de Adán y Eva.
Mundo es: pase, ande su rueda, rodee sus alcaduces, unos llenos otros vacíos.
Ninguna cosa a los hombres que quieren hacerla es imposible.
Tanto mayor es el yerro cuanto mayor es el que yerra.
No querer morir ni matar no es cobardía, sino buen natural.
Cargado de hierro e cargado de miedo.
Sobre dinero no hay amistad.
Si me viste, burléme; si no me viste, calléme.
Cuando pobre, franca; cuando rica, avarienta.
De lo poco, poco; de lo mucho, nada.
Dígole que se vaya y abájase las bragas.
Las sucias moscas nunca pican sino los bueyes magros e flacos; los gozques ladradores a los pobres peregrinos aquejan con mayor ímpetu.
Cuando el vil está rico, no tiene pariente ni amigo.
Del monte sale quien el monte quema.
Cuán peligroso es seguir justa causa delante injusto juez.
Todo se rige con un freno igual, todo se mueve con igual espuela: cielo, tierra, mar, fuego, viento, calor, frío.
La necesidad de todo amor priva.
La tristeza es amiga de la soledad.
Los muertos abren los ojos de los que viven. Como Quevedo: "Escucho con los ojos a los muertos".
Para esto te dio Dios dos oídos e dos ojos e no más de una lengua, porque sea doblado lo que vieres e oyeres, que no el hablar.
El ajuar de la frontera: dos estacas y una estera.
Ver si decir y hacer comen juntos a la mesa
Ten esfuerzo para sufrir la pena, pues tuviste osadía para el placer.
A muertos y a idos, pocos amigos.
Inicua es la ley que a todos igual no es.
Del mundo me quejo, porque en sí me crió.

Esta es la colección casi total:

Prólogo

Todas las cosas ser criadas a manera de contienda o batalla.
Toda palabra del hombre sciente está preñada.

Acto I

Asaz es señal mortal no querer sanar.
Dejemos llorar al que dolor tiene.
El sol más arde donde puede reverberar.
Mudar el pelo malo.
Malo es esperar salud en muerte ajena.
Allá irá la soga tras el caldero.
Si posible es sanar sin arte ni aparejo, más ligero es guarecer por arte y por cura.
Como de lo vivo a lo pintado.
El comienzo de la salud es conocer hombre la dolencia del enfermo.
Harto mal es tener la voluntad en un solo lugar cautiva.
Haz tú lo que bien digo, e no lo que mal hago.
Las mujeres y el vino hacen a los hombres renegar.
¡Oh qué hastío es conferir con ellas [=las mujeres] más de aquel breve tiempo que aparejadas son a deleite!
Miserable cosa es pensar ser maestro el que nunca fue discípulo.
Peor extremo es dejarse hombre caer de su merecimiento que ponerse en más alto lugar que debe.
Porque sin los bienes de fuera, de los cuales la Fortuna es señora, a ninguno acaece en esta vida ser bienaventurado.
Como la materia apetece a la forma, así la mujer al varón.
Mirar con ojos de alinde (por lince).
Sin merced, imposible es obrarse bien ninguna cosa.
Imposible es hacer siervo diligente el amo perezoso.
Promover a lujuria a las duras peñas.
Quien a la vez pone su pensamiento en diversos lugares, en ninguno lo tiene.
Vanamente se dice por muchas palabras lo que por pocas se puede entender.
Conocer el tiempo e usar el hombre de la oportunidad hace los hombres prósperos.
El esperanza luenga aflige el corazón.
Por huir hombre de un peligro, cae en otro mayor.
La necesidad desecha la tardanza.
El temor reduce la memoria e a la providencia despierta.
Muchos con codicia de dar en el fiel, yerran el blanco.
Do vino el asno vendrá el albarda.
Los bienes si no son comunicados, no son bienes.
Ser dos a dos.
Ser tres al mohíno.
Al freír se verá.
De las obras dudo, cuanto más de las palabras.
¡Jo que te estriego, asna coja!
Perdido es quien tras perdido anda.
No se debe dejar crecer la yerba entre los panes, ni la sospecha en los corazones de los amigos; sino limpiarla luego con el escardilla de las buenas obras.
La virtud nos amonesta sufrir las tentaciones e no dar mal por mal.
El amor, impervio, todas las cosas vence.
Mala rabia me mate.
El amor del servidor al servicio del señor prende, cuanto lo contrario aparta.
No hay cosa peor que ir tras deseo sin esperanza de buen fin.
Sacar aradores a pala y azadón.
Es necedad o simpleza llorar por lo que con llorar no se puede remediar.
En los bienes mejor es el acto que la potencia y en los males mejor la potencia que el acto.
Mala landre te mate.
La fe es de guardar más que a los vivos a los muertos.
Los peregrinos tienen muchas posadas e pocas amistades.
El que está en muchos cabos, está en ninguno.
Nunca la llaga viene a cicatrizar en la cual muchas melecinas se tientan; ni convalece la planta que muchas veces es traspuesta.
No hay cosa tan provechosa que en llegando aproveche.
No vivir en flores.
¡Guay de quien en palacio envejece!
Perdidas son las mercedes, las magnificencias, los actos nobles.
Quien torpemente sube a lo alto, más aína cae que subió.
A tuerto o a derecho, nuestra casa hasta el techo.
No los que poco tienen son pobres, mas los que mucho desean.
Mucho segura es la mansa pobreza.
La Fortuna ayuda a los osados.
Cuanto mayor es la fortuna, tanto es menos segura.
Extremo es creer a todos e yerro no creer a ninguno.
Da Dios habas a quien no tiene quijadas.
Si hombre vencido del deleite va contra la virtud, no se atreva a la honestidad.
La Natura huye lo triste e apetece lo deleitable.
La que las sabe las tañe.
De los hombres es errar e bestial es la porfía.
Dos en un corazón viviendo son más poderosos, de hacer e de entender.

Acto II

¡Oh qué glorioso es el dar! ¡Oh qué miserable es el recibir!
La ajena luz nunca te hará claro, si la propia no tienes.
Tirar coces contra el aguijón.
Finge alegría e consuelo, e serlo ha.
Tanta es la fuerza de la verdad, que las lenguas de los enemigos trae a su mandar.
A quien dices el secreto, das tu libertad.
Nunca yerro vino desacompañado.
Más vale estar solo que mal acompañado.
Flaca es la fidelidad que temor de pena la convierte en lisonja.
Estoy yo penando e tú filosofando.
Mal me quieren mis comadres, porque les digo las verdades.
A río [re]vuelto, ganancia de pescadores.
Nunca más perro a molino.

Acto III

A dineros pagados, brazos quebrados.
No cocérsele [a alguien] el pan.
Más vale perder lo servido que la vida por cobrarlo.
El mal e el bien, la prosperidad e adversidad, la gloria e pena: todo pierde con el tiempo la fuerza de su acelerado principio.
La costumbre luenga amansa los dolores, afloja e deshace los deleites, desmengua las maravillas.
Decir el sueño y la soltura.
Ser uña y carne.
Todo lo puede el dinero: las peñas quebranta, los ríos pasa en seco; no hay lugar tan alto que un asno cargado de oro no lo suba.
La mujer o ama mucho a aquel de quien es requerida, o le tiene grande odio.
Más vale a quien Dios ayuda, que al que mucho madruga.

Acto IV

La mucha especulación nunca carece de buen fruto.
Poner la persona [o la vida] al tablero.
¿Adónde irá el buey que no are?... A la carnicería.
Cuando a los extremos falta el medio, arrimarse el hombre al más sano es discreción.
Nunca faltan rogadores para mitigar las penas.
Meter aguja y sacar reja.
Si tú me das a entender lo incógnito por lo menos conocido, es coger agua en cesto.
Ser más conocido que la ruda.
La distancia de las moradas no despega el amor de los corazones.
Viva la gallina con su pepita.
Jamás sentí peor ahíto que de hambre.
Cada cual habla de la feria según le va en ella.
A cada cabo hay tres leguas de mal quebranto.
Más segura cosa es ser menospreciado que temido.
Más son los poseídos de las riquezas que no los que las poseen.
Todas aquellas cosas cuya posesión no es agradable, más vale poseerlas que esperarlas, porque más cerca está el fin dellas cuanto más andado del comienzo.

Tan presto se va el cordero como el carnero.
Ten tú el tiempo que no ande; tendré yo mi forma que no se mude.
Pan e vino anda camino, que no mozo garrido.
Con mal está el huso, cuando la barba no anda de suso.
Hacer beneficio es semejar a Dios.
No se puede decir nacido el que para sí solo nació.
El más empecible miembro del mal hombre o mujer es la lengua.
No es vencido sino el que se cree serlo.
De los locos es estimar a todos los otros de su calidad.
Por demás es ruego a quien no puede haber misericordia.
Ninguna tempestad mucho dura.
La sangre nueva poca calor ha menester para hervir.
El deleite de la venganza dura un momento y el de la misericordia para siempre.
A la verdad no es necesario abundar de muchos colores.
La lengua debería estar atada siempre al seso.
Quebrar la soga por lo más delgado.
Pagar justos por pecadores.
A la firme verdad el viento del vulgo no la empece.
La paga más cierta es cuando más la tienen de cumplir.
Del airado es de apartar por poco tiempo; del enemigo, por mucho.
La prolijidad es enojosa al que oye e dañosa al que habla.
Con la ira morando poder, no es sino rayo.

Acto V

La mitad está hecha cuando tienen buen principio las cosas.
Nunca huyendo, huye la muerte al cobarde.
Es más cierto médico el experimentado que el letrado.
La experiencia y escarmiento hace los hombres arteros.
Vieja escarmentada pasa el vado arremangada.
La rareza de las cosas es madre de la admiración.
Ir a mesa puesta.
En achaque de trama, acá está nuestra ama.
No arrendar [a alguien] la ganancia.
El propósito muda el sabio; el necio persevera.
A nuevo negocio, nuevo consejo.
La cualidad de lo hecho no puede encubrir tiempo disimulado.

Acto VI

Entre col y col, lechuga.
Temblar como azogado.
El abad de do canta, de allí yanta.
Desechar el pelo malo.
La mayor gloria que al secreto oficio de la abeja se da, a la cual los discretos deben imitar, es que todas las cosas por ella tocadas convierte en mejor de lo que son.
El género flaco de las hembras es más apto para las prestas cautelas que el de los varones.
Quien mal hace aborrece la claridad.
Ofrecer mucho al que poco pide es especie de negar.
Quien menos procura, alcanza más bien.
No se ganó Zamora en una hora.
A piedras, piedras las vencen.
Caerse [alguno] de su asno.
No hay bien cumplido en esta penosa vida.

Acto VII

El buen consejo mora en los viejos e de los mancebos es propio el deleite.
Múdanse costumbres con la mudanza del cabello e variación.
No se toman truchas a bragas enjutas.
Simpleza es no querer amar e esperar de ser amado, locura es pagar el amistad con odio.
El cierto amigo en la cosa incierta se conoce, en las adversidades se prueba.
Mucho va de Pedro a Pedro.
Quien yerra y se enmienda, a Dios se encomienda.
Saber poco de achaque de Iglesia.
Mala señal es de amor, huir e volver la cara
No ser como perro de hortelano, que ni come las berzas ni las deja comer.
Ninguna cosa hay criada al mundo superflua ni que con acordada razón no proveyese della Natura.
Si no crees en dolor, cree en color.
A las obras creo, que las palabras de balde las venden dondequiera.
El amor nunca se paga sino con puro amor; e las obras, con obras.
No puede hacerse casa con sobrado.
No querer arrendar los escamochos [de alguien].
No hay cosa más perdida que el mur que no sabe sino un horado.
Un alma sola ni canta ni llora.
Un solo acto no hace hábito.
Una perdiz sola por maravilla vuela.
Una golondrina no hace verano.
Mientras más moros, más provecho.
Anillo en el dedo: honra sin provecho.
Al hombre vergonzoso el diablo le trajo a palacio.
De corsario a corsario no se pierden sino los barriles.
Quitar a un santo para poner en otro.
La mocedad ociosa acarrea la vejez arrepentida e trabajosa.

Acto VIII

Si la locura fuese dolores, en cada casa habría voces.
No es verdadera fuerza ni poderío dañar y empecer, mas aprovechar e guarecer.
Pequeña causa desparte conformes amigos.
Muy rara es la paciencia que agudo baldón no penetre y traspase.
Echa otra sardina, que otro ruin viene.
Ninguna humana pasión es perpetua ni durable.
Ser como tablilla de mesón, que a todos abriga y ella se queda fuera.
¡Cuán fácil cosa es reprender vida ajena y cuán duro guardar cada cual la suya!
Luego se descubre el falso metal, dorado por encima.
Nunca venir placer sin contraria zozobra en esta triste vida.
Una continua gotera horada una piedra.
Quien a buen árbol se arrima, buena sombra le cobija.
Nunca mucho costó poco.
Vaya el diablo para ruin y quédese en casa de Martín.
Las riñas de por San Juan son paz para todo el año.
En casa llena, presto se adereza cena.
Ser como el mozo del escudero gallego, que andaba todo el año descalzo y al zapatero quería matar por demorarse un día.
Nunca es igual la alabanza del servicio o buena habla que la reprensión e pena de lo malhecho o hablado.
No es todo blanco aquello que de negro no tiene semejanza, ni es todo oro cuanto amarillo reluce.
Un solo golpe no derriba un roble.
Dice el sano al doliente: Dios te dé salud.
No es habla conveniente la que a todos no es común, la que todos no participan, la que pocos entienden.
A buen entendedor, pocas palabras bastan.

Acto IX

No se puede decir sin tiempo hecho, lo que en todo tiempo se puede hacer.
Cuando hay que roer en casa, sanos están los santos.
No hay mejor maestra en el mundo, no hay mejor despertadora e avivadora de ingenios que el hambre.
Quien la miel trata, siempre se le pega della.
Cuando anden a pares los diez mandamientos.
Cada buhonero alaba sus agujas.
Ninguna cosa es más lejos de verdad que la vulgar opinión.
Nunca alegre vivirás, si por voluntad de muchos te riges.
Ruin sea quien por ruin se tiene.
Las obras hacen linaje que, al fin, todos somos hijos de Adán y Eva.
Buenas son mangas pasada la Pascua.
Todo aquello alegra que con poco trabajo se gana.
Quien tiempo tiene e mejor le espera, tiempo viene que se arrepiente.
No se debe poner tasa donde el rey no la pone.
Vale más una migaja de pan con paz que toda la casa llena de viandas con rencilla.
Mundo es: pase, ande su rueda, rodee sus alcaduces, unos llenos otros vacíos.
Ley es de Fortuna que ninguna cosa en un ser mucho tiempo permanece: su orden es mudanzas.
Cuanto al mundo es, o crece o descrece.
¡Buen provecho te hagan las zapatas y la barba puta!

Acto X

Gran parte de la salud es desearla.
Venir manso a la melena.
Muy mejor se despide el nuevo pecado que aquel que por costumbre antigua cometemos cada día.
Lo duro con duro se ablanda más eficazmente.
La cura del lastimero médico deja mayor señal.
Nunca peligro sin peligro se vence.
Un clavo con otro se expele e un dolor con otro.
Ninguna cosa a los hombres que quieren hacerla es imposible.
La verdadera virtud más se teme que espada.

Acto XI

Andar royendo los santos.
Más difícil de sufrir es la próspera fortuna que la adversa; que la una no tiene sosiego e la otra tiene consuelo.
Con dulces palabras están muchas injurias vengadas.
La corderica mansa mama de su madre y de la ajena.
No da paso seguro quien corre por el muro e aquél va más sano que anda por llano.

Acto XII

Mal ajeno de pelo cuelga.
El hombre apercibido, medio combatido.
Tomar calzas de Villadiego.
Tanto mayor es el yerro cuanto mayor es el que yerra.
No querer morir ni matar no es cobardía, sino buen natural.
Cargado de hierro e cargado de miedo.
Aunque muda el pelo la raposa, su natural no despoja.
Sobre dinero no hay amistad.
Dar un palmo y pedir cuatro.
Quien mucho abarca, poco suele apretar.
Si me viste, burléme; si no me viste, calléme.
Cuando pobre, franca; cuando rica, avarienta.
De lo poco, poco; de lo mucho, nada.
Dígole que se vaya y abájase las bragas.
A perro viejo, no cuz cuz.
Las sucias moscas nunca pican sino los bueyes magros e flacos; los gozques ladradores a los pobres peregrinos aquejan con mayor ímpetu.
El duro adversario entibia las iras e sañas.
De los enemigos, los menos.

Acto XIII

De muy alto, grandes caídas se dan.
Rara es la bonanza en el piélago.
Reñir sobre la capa del justo.

Acto XIV

Con su pan se lo coma.
En hoto (=fiándote) del conde no mates al hombre, que morirá el conde y pagarás el hombre.
A falta de hombres buenos, hicieron a mi padre alcalde.
Cuando el vil está rico, no tiene pariente ni amigo.
Del monte sale quien el monte quema.
Cría cuervos y te sacarán los ojos.
Menos yerro es no condenar los malhechores que punir los inocentes.
Cuán peligroso es seguir justa causa delante injusto juez.
Todo se rige con un freno igual, todo se mueve con igual espuela: cielo, tierra, mar, fuego, viento, calor, frío.
No por mucho madrugar amanece más temprano.

Acto XV

Perder buena vida más trabajo es que la misma muerte.
La necesidad de todo amor priva.
Cuando una puerta se cierra, otra suele abrir la Fortuna.
La tristeza es amiga de la soledad.
A piedra movediza nunca moho la cobija.

Acto XVI

Corren los días como agua de río.
Más vale prevenir que ser prevenido.
Por demás es la cítola del molino, si el molinero es sordo.
Más vale ser buena amiga que mala casada.

Acto XVII

Vale más un día del hombre discreto que toda la vida del necio e simple.
Los muertos abren los ojos de los que viven.
El lobo es en la conseja.
Quien bien quiere a Beltrán, bien quiere a su can.
Para esto te dio Dios dos oídos e dos ojos e no más de una lengua, porque sea doblado lo que vieres e oyeres, que no el hablar.
Antes se coge al mentiroso que al cojo.

Acto XVIII

El ajuar de la frontera: dos estacas y una estera.
¡A otro perro con ese hueso!
Ver si decir y hacer comen juntos a la mesa [de alguien].

Acto XIX

Quien burla al burlador, cien días gana de perdón.
Si sabe mucho la raposa, más sabe el que la toma.
Una cosa piensa el bayo y otra el que lo ensilla.
A la tercera va la vencida.
Lo que no hace espada e capa e corazón, no lo hacen corazas e capacete e cobardía.
Venir por lana y salir trasquilado.
Ten esfuerzo para sufrir la pena, pues tuviste osadía para el placer.

Acto XX

A los flacos corazones el dolor los delata.
Cuando el corazón está embargado de pasión, están cerrados los oídos al consejo
A muertos y a idos, pocos amigos.
En largos días, largas tristezas se sufren.

Acto XXI

Nuestro gozo en el pozo.
Inicua es la ley que a todos igual no es.
Del mundo me quejo, porque en sí me crió.

1 comentario:

  1. Cada uno habla de la feria (de la vida) según le va en ella subjetivamente (¿objetivamente?). Según como ve que le va a el, a sus seres queridos y a los demás.

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