Desde hace años vengo sospechando que hay una especie de conspiración montada no en contra, sino a favor de mí; no para hacerme la puñeta, sino para impedir que me la hagan los demás o incluso yo mismo, en mis momentos de estupidez, cada día más frecuentes. Y si eso me ocurre a mí, siendo como soy pesimista patológico, también debe ocurrir a los demás. Una mano invisible se obstina, a Dios gracias, si no es que es por la gracia de Dios, en desviar todo dardo, toda amenaza y toda desgracia que vayan dirigidas a mí. Una especie de ángel custodio, que por esto mismo que digo debe existir y estar guardándome las espaldas como un loro guarda el hombro. de su amigo preferido. Los antiguos decían que Dios escribe recto con renglones torcidos, esto es, que hay Providencia. Los estoicos senequistas pensaban que en efecto era así. Pues yo también; hay montada una conspiración universal para impedir que introduzca la pata, que quede mal, que realice algo que pueda ir en contra y perjuicio de los demás y por tanto de mí mismo. Tengo una especie de baraka defensiva, no ofensiva, que impide a las fuerzas oscuras, incluso a las que ocasionalmente me poseen, lograr sus propósitos. Por qué será, no lo sé, pero es así , lo constato. Hay mucha gente que tropieza y se encenaga constantemente en la mala suerte por más que se obstina en evitarla; pues yo, sin intentarlo, y sin tener tampoco suerte en el sentido más positivo y lotérico del término, me siento a gusto y satifecho con mi destino y ojalá dure, y siempre que he conspirado u otros han conspirado en contra de esta especie de tao, les ha sido imposible lograr su propósito malvado y mezquino y les ha ido muy mal, peor e incluso fatal. Una especie de maldición africana se abate sobre ellos y terminan peor que jodidos. Ni siquiera yo podría hacerme mal a sabiendas; al momento me saldrían zancadillas de cualquier parte y terminaría haciendo bien o no haciendo mal, que es lo mismo. Esa es mi paranoia: un ángel, quizá siguiendo órdenes superiores, conspira para que haga bien o no demasiado mal, quizá ese ángel a quien dieron mi nombre. Este ángel es modesto: no puede hacer que acierte la primitiva ni solucionar ningún problema cósmico: lo único que hace, y bien, es señalarme por donde está la puerta de salida hacia el futuro. Bendito sea este ángel y amigo.
El mio podría ser el mismo
ResponderEliminarYo también tengo esa baraka defensiva que me ha protegido, incluso fue capaz de desviar literalmente un dardo que mi hermano clavó en mi ojo sin afectarle en lo más mínimo. De ello hace varias décadas, un buen día jugando a lanzar dardos sobre la diana que llevabámos en las manos por turnos sentí esa sensación. En un lanzamiento me agaché y noté la entrada limpia del dardo con su punta metálica en la zona ocular. El acabose pensé pero el dardo se alojó en el diminuto espacio que hay entre el globo y el hueso de las cejas. Levanté la cabeza y con un solo ojo observé el espanto en las facciones fraternas. Le dije: pero quitámelo. Así, sin más y con manos temblorosas sacó el artefacto estirando levemente la piel y dejando un pequeño orificio que a los pocos días desapareció.
Tengo más recuerdos estrictos de esa sensación pero no toca contarlos todos.
El caso es que pensando cuánticamente, a lo mejor es el mismo ente, pues llámarle custodio o providencia es una cuestión de tradiciones. Un ente capaz de actuar allí y aquí, hoy y ayer, desfaciendo entuertos a quienes lo necesitan en lugar de a quienes lo piden, en forma de boleto, de oración, incluso, imprecando.