miércoles, 25 de mayo de 2011
Buscar yacimientos arqueológicos en Google Earth
Hoy se ha publicado la noticia de que gracias a los satélites una universidad de Alabama ha podido localizar dos mil yacimientos arqueológicos desconocidos en Egipto y más de catorce nuevas pirámides. Animado por esos resultados, me fui a Google Earth para ver si, a medias entre la filología y la historia, podía localizar algunos en mi propia provincia. No creí que fuera tan fácil; tengo la vista educada porque he contemplado habitualmente fotografías aéreas de yacimientos ibéricos y aún más antiguos en el Museo Provincial que tengo a cincuenta metros de mi casa, pero no esperaba ver lo mismo y mejor con un simple programa cartográfico. Por ejemplo, entre Ballesteros y Valenzuela cualquiera puede encontrar característicos poblados, aldeas y domos circulares en las faldas y rañas de los cerros, dominando los valles de la fértil región volcánica, probablemente pertenecientes a los antiguos oretanos. Con ayuda de la filología uno sabe además dónde buscar yacimientos antiquísimos: en Urda, estribaciones quizá de los oretanos en la Carpetania; en Terrinches, cuya terminación y raíz sugieren en ibérico que algo se construyó cerca de un río; en Picón, por ejemplo, cuya posible etimología avisa de un emplazamiento habitable entre dos corrientes de agua. A Corchado Soriano le faltaban los conocimientos que ahora tenemos del ibérico, y sus trabajos etimológicos sobre la toponimia manchega deben ser revisados; yo ya casi ni los recuerdo, aunque son desde luego de erudición y documentación muy valiosas.
Viendo esas sombras, esas insinuaciones de plano, habitáculos y divisiones en los terrenos de labor la topografía resulta de repente algo apasionante, la geografía entera adquiere vida y a uno le entran ganas de hacer andadas de arqueólogo pirata aficionado y buscar por ahí alhajas escondidas con un detector de metales; pero eso no es labor para apresurados como yo: hay que respetar el patrimonio cultural y arqueológico y, como soy a fin de cuentas un científico, se despierta mi amor al pasado y dejo eso en manos de los que pueden y deben hacerlo con método meticuloso y tiempo suficiente: los historiadores, aunque nunca recurran a los filólogos para cuestiones auxiliares como las de, simplemente, determinar dónde excavar.
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