domingo, 15 de mayo de 2011

La gente non grata y la justicia poética.


Hay una obra de teatro en alemán donde se argumenta la legitimidad moral de ejecutar sumariamente a los banqueros, porque la gente tiene que defenderse; son cosas de esa licencia literaria que llaman justicia poética; pero yo creo que no hay que ir tan lejos, porque la justicia que impera en el mundo es de la otra, no de la que se marchó al Cielo con Astrea; véase, si no, cómo hay gente en la calle porque en España una hipoteca no puede cancelarse devolviendo el piso que te crió, lo que no ocurre en ningún ordenamiento que se diga legal de Europa (más que legal, el ordenamiento español es penal, o sea, de pena); desde luego, hay algunos degenerados logreros impresentables que algunos piensan debían ser excluidos de cualquier país civilizado, llevados a la solución final o recluidos en poco costosos campos de exterminio, ya que abultan menos que sus bolsillos y su número es escaso, comparado con el daño que hacen; gente como ese Gilito bien parido de Botín, de astronómico pero no legítimo sueldo; pero uno, que por algo es mejor que esos nazis, prefiere dejarlos vivitos y robando (a los mendigos, no a los suyos). Uno de ellos, el director del Fondo Monetario Internacional, acaba de ser acusado de violar a una camarera en Nueva York; al margen de que la acusación sea cierta o no, los banqueros tienen tan mala prensa que uno incluso da crédito a la noticia, y más que darle presunción de inocencia, le da presunción de la otra. Después de todo ¿hay alguien que se atreva a decir que un banquero es inocente como los gentiles corderitos que triscan en los prados intensamente verdes de la Heidi? ¿Que es tan poco pederasta como el abuelo? Porque que el señor Dominique Strauss-Kahn, presidente del FMI y con bastantes antecedentes (conocidos) ya por esas cosas, pueda marchar al saco en la amante compañía de delicados pero fornidos negritos del sidoso Harlem le hace a uno creer, quién lo diría ya a estas alturas, en... una especie de... como diría yo... justicia poética.

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