La gran trampa de esta que se dice democracia occidental es que se trata de una ilusión teórica deshecha por la praxis legal o, reformuladamente, que los pobres tienen más obligaciones que derechos y los ricos más derechos que obligaciones. Véase así en esto que copio tomado de por ahí:
Los bancos (y también los fondos, como Bain) trabajan con una materia prima y un producto que es dinero. El problema es que ese dinero no es suyo. Cuando pierden ese dinero, es dinero de los demás. O sea, de sus clientes. Entonces, debe intervenir el Estado. La socialización de las pérdidas y la privatización de los beneficios es una constante en la industria financiera.
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