1. "El príncipe da la mano a una mujer que le pedía limosna" (Público). La mujer era rumana, y correspondió al saludo. Pero se quedó sin calderilla. Este es el país en que vivimos. Si yo fuera la rumana, me lavaba la mano.
2. "Un hombre de 53 años ha aparecido ahorcado en su casa en Granada el día en que iba a ser desahuciado". "Un hombre en Burjasot se tira al vacío poco antes de ser deshauciado" Duelen estas personas, duelen, pero no duele Urdangarín en su palacete de cinco millones de euros cuidadosamente acarreados. El primero vivía solo, era trabajador y generoso con sus vecinos; ¿algún banquero se duele tanto como él y se ha suicidado? No buscó protección del frente común contra los desahucios: estaba demasiado deprimido siquiera para pensar en eso, para siquiera decírselo a nadie. Ahora quizá haya logrado estar en paz.
3. "La justicia rechaza dos demandas de paternidad contra el Rey aplicando la inviolabilidad que le otorga la Constitución". También dice la Constitución que todos los españoles son iguales ante la Ley; pero la ley siempre ha sido leída entre palabras y entre líneas, donde están los espacios en blanco, como bien supo Félix Mejía.
4. "Se descubre otro millón escondido por Urdangarín en un banco de Luxemburgo" ¡Qué de moda están los bancos hoy, Jesús!
5. "El concejal de Burgos que gastó 207.000 euros en móvil no dimite". Lo que debe extrañar no es que no dimita, verbo que nunca han conjugado los políticos, sino lo larga que ha debido ser la llamada. ¿Al Infierno, con menos calentamiento global que el planeta? ¿A Plutón? La respuesta será sin duda más simple y golfa.
Deberíamos cuidarnos mejor y no leer prensa cotidiana: podríamos acabar muy mal no ya de espíritu, sino de salud.
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