De Kapov:
Me gustaría entresacar fragmentos de la obra Guerra y Paz que me han impresionado especialmente y para comenzar he elegido este que trata sobre la ociosidad. No tiene desperdicio:
“Nos enseña la Biblia que la ociosidad, la ausencia de todo trabajo, era condición de la beatitud del primer hombre antes de su caída. El amor a la ociosidad sigue siendo el mismo en el hombre caído aunque la maldición pesa siempre sobre él, no tanto porque tengamos que ganarnos el pan con el sudor de nuestra frente, sino porque nuestras cualidades morales no nos permiten ser felices en el ocio. Una voz misteriosa nos acusa siempre de que estamos ociosos. Si el hombre pudiera verse en un estado en el que, permaneciendo ocioso, se sintiera útil y cumpliendo con su deber en el ocio, encontraría una buena parte de su felicidad primitiva”.
Hoy os propongo meditar y comentar sobre el curativo “no hacer” que tanto bien haría a nuestras vidas.
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