Dice nuestra m. de Constitución: "La persona del Rey es inviolable y no está sujeta a responsabilidad". Algo es algo; en la de 1812 esa inviolabilidad se extendía a los miembros de la familia real, por lo cual no se pudo acusar al rey ni a sus familiares, que actuaban por orden suya, de todas esas cosas tan feas de que se le acusó en 1822, más o menos intentar dar un golpe de estado que acabó con muchos muertos por uno y otro lado, el 7 de julio de 1822. Tampoco de lo de 1823: pedir a Francia, cabeza de la Santa Alianza, que invadiera el reino y se quedara un decenio ahí (pagando los súbditos las costas) para evitar que lo echasen, porque no se fiaba de su propio ejército, que lo había puesto en un trono de sangre después de haber vendido España a Napoleón por un plato de lentejas. El rey aprovechó entonces para arrastrar por las calles en un saco a Rafael del Riego, ahorcarlo y descuartizarlo, y para indicar a su ministro Calomarde que se cerraran las Universidades, que eso de saber estaba muy feo. Luego, como después de todo era un afrancesado, al ver que no estaba de moda la brutalidad entre sus congéneres de allende, cambió y empezó a utilizar a los más cambiacolores o resellados, o como se dice ahora, chaqueteros, para dar a España un aspecto parecido al de las demás naciones europeas, y así. Porque no se fiaba de su hermanito Carlos, al parecer más bruto que él, que ya es decir. Volvieron las universidades a funcionar, cayó Calomarde, empezaron las cuatro guerras civiles carlistas, si incluimos la de 1936, y hasta ahora.
Qué decir de nuestro rey. Que es muy ligón. Que según malas lenguas, tendría posiblemente más hijos ilegítimos que naturales, alguno incluso anterior al que debe llevar la corona. Que, como es inviolable, no le pueden hacer pruebas de ADN, como podrían hacerle y de hecho creo han intentado hacer; que salvó la democracia, si es democracia este sucedáneo; que, según alguna biografía oscurecida por mano aún más oscura, habría matado accidentalmente a su hermano, traicionado a su padre, a su esposa y a Hacienda (y no sé que sea más malo), y, desde luego, sirvió a un genocida, y, que, a pesar de todo, nos cae simpático, habida cuenta de que podría ser peor o menos bueno. Que voy a decir... que soy monárquico, como me obliga a declarar esta constitución de m.
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