domingo, 21 de septiembre de 2014

Cartas de amor

Jesús Espada ha ganado el Premio Internacional del III Concurso de Cartas de Amor celebrado en Cobisa (Toledo) con la carta de amor titulada «Por si mañana». Espada compitió en el apartado de «mejor carta de amor remitida desde cualquier otro lugar del mundo». Esta es la carta ganadora:

«Por si mañana» (Carta de un  enfermo de Alzheimer):

JESÚS ESPADA

Querida Julia:

Te escribo ahora, mientras duermes, por si mañana ya no fuera yo el que amanece a tu lado.
En estos viajes de ida y vuelta cada vez paso más tiempo al otro lado y en uno de ellos, ¿quién sabe?, temo que ya no habrá regreso.
Por si mañana ya no soy capaz de entender esto que me ocurre. Por si mañana ya no puedo decirte cómo admiro y valoro tu entereza, este empeño tuyo por estar a mi lado, tratando de hacerme feliz a pesar de todo, como siempre.
Por si mañana ya no fuera consciente de lo que haces. Cuando colocas papelitos en cada puerta para que no confunda la cocina con el baño; cuando consigues que acabemos riéndonos después de ponerme los zapatos sin calcetines; cuando te empeñas en mantener viva la conversación aunque yo me pierda en cada frase; cuando te acercas disimuladamente y me susurras al oído el nombre de uno de nuestros nietos; cuando respondes con ternura a estos arranques míos de ira que me asaltan, como si algo en mi interior se rebelase contra este destino que me atrapa.
Por esas y por tantas cosas. Por si mañana no recuerdo tu nombre, o el mío.
Por si mañana ya no pudiera darte las gracias. Por si mañana, Julia, no fuera capaz de decirte, aunque sea una última vez, que te quiero.
Tuyo siempre
T.A.M.R.».

En el apartado de carta local, la misiva ganadora ha sido «Penélope, amiga mía» y su autor es José Julián Uceta, profesor de la Escuela de Teatro de Cobisa.

«Penélope, amiga mía»

JOSÉ JULIÁN UCETA

Penélope, amiga mía:

Tú que sufres con la brutal honestidad, que temes las verdades más que las mentiras, te digo:

No te quiero.

Más vale vivir con una dura verdad que quedarse con la duda o vivir una falsa realidad; ese es el verdadero sufrimiento.

Debes saber que mi corazón está escondido en la trinchera, la última batalla lo dejó malherido, pensó que sería la vencida y solo fue pérdida de tiempo.

He de decirte que desistas, es inútil que lo intentes, he construido una fortaleza a mi alrededor esclavizando todos los bolígrafos de mi casa. Cada palabra escrita es un ladrillo, los sentimientos son el cemento y el tiempo es mi arquitecto.

Mi coraza es una obra descorazonada e injusta, lo sé, pero no quiero que la derribes, solo que la comprendas. Me ha costado mucho sufrimiento construirla y mucho más me costará deshacerme de ella.
Has sido egoísta, el culmen de tus sentimientos nos ha destrozado, ya no te reconozco cuando te miro a la cara. Siento que no queda de amistad entre nosotros, solo cenizas de un incendio provocado. Te desatas con conminaciones a modo de ráfaga en los sitios más inoportunos, haciendo imposible mi perdón.

Crees que nada sucederá después, pero siempre sucede, pues la vida no se detiene ni se para a esperarte. O sigues con ella aceptando y entendiendo sus mil manías o naufragas con tus mil locuras en tu realidad alternativa. No exijas condiciones, no somos nadie para hacerlo, solo somos polvo. Nada es tan bonito ni nada es tan triste, ni siquiera nuestra historia, simplemente es.

Te ruego, disculpa mi crudeza, mi rudeza y mi entereza; cuando el mundo cambie empezaré a fiarme de quien sea. Confundiste mi amistad, espero que sepas interpretar mejor esta misiva:

Quiéreme menos y quiéreme mejor.

Nunca tuyo,

E.L.»

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