No digo yo que la recuperación de Rajoy no sea cierta. Es innegable que Alemania y España están a la cabeza de la Eurozona en este importante dato macroeconómico. Así las cosas, parece más que factible que la economía nacional crecerá en 2015 incluso por encima de 2,3% que prevé Bruselas.
¿Por qué entonces los españoles no apoyan mayoritariamente al Gobierno del PP? Pues muy sencillo, la recuperación de Rajoy no cubre las expectativas de la mayoría social, sobre todo de las clases medias y trabajadoras, que han perdido derechos, trabajos y salarios a raudales y que han sido las que han sufrido de verdad la crisis.
Y pongo un ejemplo: la Comunidad de Madrid, uno de los buques insignia del PP, lleva años creciendo sin parar y, en los presupuestos de 2015, prevé alcanzar el 2,5%.
Sin embargo, en esta misma comunidad, la sanidad pública perdió en 2013 3.582 empleos y 337 camas y contó con 83.000 usuarios más y un 21% de presupuesto menos.
En la educación pública madrileña, 45.000 estudiantes universitarios han tenido que dejar de estudiar por la política de becas impulsada por el Gobierno. Los recortes también dejaron en el paro a 7.000 profesores en el periodo 2009-2013 –más de 60.000 en todo el territorio nacional- ; es decir, un 14% menos de docentes para atender a un 18% más de alumnos.
Estos recortes en sanidad y educación se han producido en casi todas las comunidades gobernadas por el PP, que, con la excusa del cumplir con las exigencias de Bruselas, ha incrementado su furor privatizador para mayor gloria del Ibex 35, que ha debido de pensar que a falta de ladrillos, buenas son tortas.
A todo esto hay que añadir un paro que en 2017 aún estará por encima del 20% -y lo que te rondaré morena-, unos salarios que, gracias a la reforma laboral, han caído entre un 20 y un 40% y unos nuevos trabajos que consagran la condición de trabajadores pobres, con una temporalidad escandalosa y una remuneración de miseria
Como es natural, ante esta situación incuestionable, que tiene que ver con la economía real, la mayoría de los 400.000 jóvenes que han tenido que emigrar desde el inicio de la crisis, no volverán. Y no lo harán porque así, sencillamente, no se puede vivir dignamente.
Por eso, por todo eso, la recuperación del señor Rajoy, el fin de la pesadilla, no es creíble. Es más, muchos millones de españoles siguen instalados en esa pesadilla, más de un 30% en una pesadilla por debajo del umbral de la pobreza.
Pero, además del deterioro del Estado de bienestar que ha protagonizado el PP –es verdad que empezó con ZP-, está la forma de proceder del Gobierno, que ha llevado a cabo esta recuperación a base de empujones e insultos contra todo aquel que ha osado contradecirle, que ha legislado una ‘ley mordaza’ para silenciar a los críticos, que ha utilizado los medios afines para amedrentar a sus contrincantes y para tapar sus miserias.
Es evidente que, por ahora, nos somos Venezuela, pero ya se sabe que los extremos tienden, al final, a tocarse. Y las tentaciones totalitarias son tentaciones totalitarias aunque las vistas de seda aquí y en Caracas.
Encima, el presidente del Gobierno es el mismo señor que le dijo a Luis Bárcenas “aguanta, Luis” cuando su amigo se debatía entre cantar por peteneras o apuntarse a la cofradía de la omertà.
Es el mismo señor que presidía un partido que mientras defendía que “Hacienda somos todos”, manejaba una caja ‘b’ y complementaba el sueldo de muchos de sus dirigentes con sobres alojados estratégicamente en el fondo de cajas de puros.
Es el mismo señor que ascendió de gerente a tesorero a Bárcenas, quien para demostrarle su valía debió pensar que lo mejor era amasar una fortuna y ocultarla en Suiza y en otros paraísos fiscales.
En fin, patético, que diría el propio Rajoy.
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