Hesse asimiló la crisis de la conciencia burguesa de los años veinte en una famosa novela, cuyo protagonista, H. H., con sus mismas iniciales, experimenta al mismo tiempo la atracción y el deprecio de la sociedad de su tiempo, la necesidad de aislamiento y de integración; definió al burgués en estos términos:
“Una persona que trata siempre de colocarse en el centro, entre los extremos, en una zona templada y agradable, sin violentas tempestades ni tormentas. Consiguientemente , es por naturaleza una criatura de débil impulso vital, miedoso, temiendo la entrega de sí mismo, fácil de gobernar. Por eso ha sustituido el poder por el régimen de mayorías, la fuerza por la ley y la responsabilidad por el sistema de votación. Es evidente que este ser débil y asustadizo, aun existiendo en cantidad tan considerable no puede sostenerse solo y en función de sus cualidades no podría representar en el mundo otro papel que el de rebaño de corderos entre lobos errantes…” El lobo estepario (1928)
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