martes, 7 de julio de 2015

El caballero francés François Bertaut escribe sobre su viaje por La Mancha en el siglo XVII

Esta es mi traducción desde el francés antiguo del pasaje alusivo a La Mancha en François Bertaut, Journal du voyage d'Espagne contenant une description fort exacte de ses royaumes, et de ses principales villes... 1682, p. 167 y ss. (la editio princeps o primera es de 1664; una segunda edición que desconocieron Raymond Foulché-Delbosch y Arturo Farinelli fue Paris: chez Claude Barbin, 1669: en ella se atribuye la sección "Journal du Sieur D. E." a Des Essarts y la parte "Retour de Madrid" a una de las personas que acompañaron a Bertaut en su viaje; este se desarrolló en 1659 con el propósito de pedir la mano de María Teresa, hija de Felipe IV).

Bertaut, pariente de algunos célebres escritores y escritor él mismo, dominaba tan bien el castellano como su madre, camarera de la reina francesa y criada en España, de donde eran sus ancestros, nobles hidalgos de Saldaña:

Como Andalucía terminaba allí, comenzaba La Mancha. El viernes cinco de diciembre, tras haber gastado algún tiempo hasta llegar a cenar en una venta, porque había cada vez más espacio entre poblados en este derrotero aunque fuese una "sierra", partimos de allí. Llegamos a tiempo de dormir en Conquista, que es mal pueblo, y al día siguiente seis llegamos a Almodóvar del Campo, que está a nueve leguas. Por este camino no solo volvimos a encontrar "ventas", sino que también pasamos dos llanuras de las que una sola medía alrededor de diez leguas de largo y rentaba al rey en pastos doscientos mil ecus al año.

El día anterior habíamos visto a la izquierda, de lejos, una "vega" que nos dijeron ser muy fértil y quedaba justo en medio de esta "Sierra". En Almodóvar, que es una gran población, comienzan las tierras de labor y desde allí los pueblos son más frecuentes. El domingo siete partimos y cenamos en Ciudad Real, que dista de allí seis leguas. Es una villa situada en una gran llanura y de largo recinto que estuvo antaño muy poblada pero al presente está casi desierta. No le queda ya nada, sino que allí es donde se preparan mejor las pieles de cordobán de que se hacen los guantes de España. Por este motivo van allí muchos, en particular de Madrid, y compré unos; luego nos marchamos y dormimos en Malagón, que está a cuatro leguas. 

La mañana antes de llegar allí habíamos dejado a la izquierda Calatrava la Nueva, habiendo dejado la Vieja a mano derecha en dirección a Granada. Al pasar a media legua de Ciudad Real, en el río Guadiana, pregunté al molinero que había en un molino junto al puente si estábamos muy lejos de donde este río se escondía. Me dijo que estaba a unas veinte leguas de allí, que no permanecía oculto más de tres leguas y se sembraba encima de por donde pasaba.

Como volvimos a Malagón por el camino que habíamos recorrido al venir, no diré nada más sino que de Malagón pasamos a Yébenes que no sé si he señalado pertenece a una encomienda de Malta, y dormimos en Orgaz, que está a diez leguas.

El lunes ocho, día de la Concepción de Nuestra Señora, y el martes nueve, estuvimos en Toledo. La "iglesia mayor" la encontré pequeña y baja al lado de las de Granada y Sevilla, y noté que no medía más de setenta pasos de largo. Desde allí fuimos a Illescas, donde hay una Virgen muy milagrera; además la iglesia está llena de exvotos y hay más de cien lámparas de plata.  

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