De Isidro Sánchez Sánchez, "Oligopolio eléctrico", en Mi Ciudad Real, 28 agosto, 2015:
Padecí la impotencia ante el abuso. Tardé dos años en recuperar unos 500 euros cobrados indebidamente por la compañía eléctrica en una serie de facturas. Pero tras reclamaciones a la empresa, para la que todo estaba bien, a Consumo, que reconocía el error, y a la Consejería de Industria de la Junta de Comunidades, que logró el “milagro”. isidroSanchezRecibí las facturas modificadas y diversos ingresos en mi cuenta corriente. Ni una carta de disculpa, ni una explicación, nada. Todo prepotencia. Pero lo tremendo es que las facturas siguientes llegaron con el mismo error, beneficioso para ellos, claro.
Cambié de empresa. Todo parecía ir bien hasta que detecté un error, perjudicial para mí, claro. Realicé la correspondiente reclamación por escrito y todavía espero respuesta. Volví a cambiar de compañía, de la mano de la OCU y su compra colectiva de energía, a una pequeña empresa que ofrece energía verde cien por cien, certificada y sin pagar más. De momento no ha habido problemas.
No hace falta dar nombres de las empresas, ni verdaderos ni los imaginativos puestos por los usuarios, pues son muy pocas y con similares planteamientos. Forman un verdadero oligopolio, hacen lo que les viene en gana, controlan con mano de hierro el sistema eléctrico y explotan una necesidad básica de los consumidores, de todos los ciudadanos, para obtener cuantiosos beneficios de cualquier forma.
Los privilegios del oligopolio derivan de la estrecha relación con el poder político y la imposición de consignas neoliberales. Obtienen regulaciones favorables, sin que cuenten los intereses de los consumidores en muchas ocasiones; sus consejos de administración están trufados de políticos que ostentaron cargos importantes en un pasado reciente; se benefician de cierta laxitud en los tribunales; compran muchas veces el silencio de los grandes medios de comunicación, gracias a su control o a sustanciosas cantidades invertidas en publicidad; y contravienen directivas europeas del sector energético y objetivos de sostenibilidad ambiental.
Ahora el gobierno del PP quiere aprobar un decreto de autoconsumo eléctrico para imponer más tasas a la autoproducción energética. El borrador contempla el llamado “impuesto al sol” y pretende gravar las instalaciones renovables, tanto nuevas como existentes. Por el influjo de grandes empresas, que ven amenazado su negocio, el gobierno está tratando de evitar lo inevitable, el autoconsumo y el consumo colaborativo, despreciando de manera alevosa la energía solar. Y es que el partido neofranquista, una vez olvidada la característica de servicio público para la electricidad por parte del bipartidismo, no puede entender el derecho ciudadano a elegir el tipo de energía a producir y a consumir.
Eso, si, el ministro Soria es capaz de declarar, con desparpajo, que es “totalmente partidario del autoconsumo energético”. Y lo dice quien lleva cuatro años dificultando el autoconsumo en España, quien ha condenado las energías renovables al ostracismo. No obstante, la buena noticia es que una serie de organizaciones –políticas, sindicales, empresariales, ecologistas, sociales y de consumidores– han firmado un manifiesto en defensa del derecho reconocido por la Comisión Europea a la democratización de la energía. Además, un buen número de partidos han rubricado su compromiso con el desarrollo del autoconsumo y han acordado, si llega a aprobarse, la derogación del Decreto de Autoconsumo.
Así estamos en España por culpa de un gobierno que defiende intereses de grupos económicos y no de los ciudadanos. Mientras tanto, a mediados de agosto, Google presentó su proyecto Techo Solar (Project Sunroof), una nueva forma para ayudar a las personas amantes de la energía renovable, con imágenes de Google Earth, a colocar paneles solares sobre el techo de su vivienda de forma adecuada para aprovechar mejor la energía solar.
La fotografía que acompaña a este artículo, tomada por mí desde la sierra de Herencia, muestra la Plataforma Solar Castilla-La Mancha. Construida por Abengoa desde 2011, compuesta por dos plantas con 100 MW de potencia y un campo solar de 230 hectáreas, está situada en los términos municipales de Arenas de San Juan, Villarta de San Juan y Puerto Lápice. Es un ejemplo de las posibilidades de la energía solar.
Contra las políticas energéticas del PP está la Fundación Energías Renovables. Ha divulgado un documento que define al citado Decreto contrario a las mejores prácticas de la UE y solicita a la Comisión Europea un marco comunitario para evitar iniciativas como la del Gobierno español que, según se indica, contradice la democratización de la energía y la cobertura como bien básico.
También organizaciones como Ecooo, cuyos miembros se muestran partidarios de la revolución solar. Mantienen la idea de que el futuro de nuestro planeta depende de lo que hagamos hoy y que es necesario un cambio en materia económica, energética y social. Promueven campañas de sensibilización sobre la transición hacia un modelo energético basado en el ahorro, la eficiencia y las energías renovables.
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