Me esperaba un bodrio disneyano en el séptimo episodio de la enealogía Star Wars, pero he contemplado una película de aventuras bien construida y el personaje central de Rey es muy simpático: una chica que desprende magnetismo y honestidad, una auténtica heroína. Como es lógico, existe el convencionalismo de los esquemas y tics heredados, pero también hay bastante imaginación y un uso muy hábil de los artificios narrativos, de suerte que uno no se consigue aburrir ni aunque esté predispuesto a ello. Merece verse, porque de este espectáculo se disfruta mejor que de otros. Hay una gran sorpresa central que no revelaré y el edipismo que tanta fuerza daba a la película central de la saga, pero desde una "nueva" e interesante perspectiva. Se recupera el aliento épico y el infantilismo aparece más disimulado que en la primera trilogía. La imaginería visual, mejor que en cualquier otra película de las anteriores. Os entretendréis y no diréis que ha sido un dinero malgastado. Ciertamente, Abrahams sabe levantar armatostes tan viejos como estos e insuflarles nueva vida.
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