Laura Peraíta, "Estos son los errores que cometen los padres y que alejan a sus hijos de la lectura", El País, 1-IV-2016:
Esther Serrano, de la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria, explica los numerosos beneficios de fomentar la lectura en los niños pequeños
¿Qué beneficios supone para un niño tener un hábito de lectura?
Los beneficios de la lectura se inician desde la época de lactante y se extienden a lo largo de nuestra vida, abarcando aspectos de nuestro desarrollo intelectual, personal, afectivo y social, con distintos matices dependiendo de cada edad y momento.
En la época de lactantes la lectura beneficia el establecimiento de un vínculo familiar estable y también su desarrollo psicomotor.
La lectura durante toda la infancia, es un estupendo método para mejorar su aprendizaje, desarrollo y maduración, así como también para mejorar la dinámica de las relaciones familiares. Las investigaciones actuales confirman que el hábito de leer en familia favorece el desarrollo del vínculo afectivo entre padres e hijos. Los niños que están acostumbrados a leer o a que les lean, adquieren más fácilmente el vocabulario y las capacidades para el desarrollo del lenguaje. Se sentirán más seguros en el colegio tanto en la lectura como en el habla ante sus compañeros. También hay algunos estudios que demuestran que la lectura favorece las relaciones sociales con amigos y conocidos.
Por otro lado, algunos tipos de lecturas pueden ayudar a los padres a solventar o abordar problemas que van surgiendo en el desarrollo personal de sus hijos (por ejemplo cuentos para tratar temas como el control de esfínteres, el miedo a la oscuridad, los celos a sus hermanos,…)
Los estudiantes que leen tienen mejor rendimiento y mejores habilidades de expresión, lectura y lenguaje. Además aumenta su capacidad de concentración, de análisis y de interpretación de los textos.
Pero además, los beneficios de la lectura durante la infancia también alcanzan e influyen en lo que será nuestra vida adulta. Un cerebro activo funciona mejor y más rápido. Se sabe que mientras leemos estimulamos las conexiones entre neuronas sobre todo del hemisferio izquierdo del cerebro que está implicada en la producción y comprensión del habla y del lenguaje. También se estimulan otras áreas como la retina y la corteza cerebral visual del lóbulo occipital del cerebro. Según estos últimos estudios, la lectura también aumenta la llamada “reserva cognitiva”. Leer retrasa y previene la pérdida de la memoria. Es un factor de protección de las enfermedades neurodegenerativas. Es decir, establecer el hábito de leer en los niños, igual que otros hábitos saludables, nos proporcionará beneficios añadidos en la vejez.
También tienen beneficios para los niños con discapacidades de cualquier tipo. Como todos los demás, tienen el derecho a acceder a la lectoescritura (con métodos por supuesto adaptados a la discapacidad específica) como herramienta fundamental para el aprendizaje, la comunicación y el ocio.
¿Cuáles son las recomendaciones básicas para que los padres consigan que a los niños les guste la lectura?
—Leerles desde pequeños haciendo de la lectura un momento de disfrute en familia
— Si crecen viéndonos leer, lo verán como algo cotidiano y normal
—No plantear la lectura como una obligación sino como un momento de relajación y disfrute
—Respetar sus preferencias y gustos. Que elijan sus historias. No criticar sus gustos según nuestros criterios propios. Respetar sus intereses
—Estemos siempre dispuestos a echarles una mano, a compartir con ellos lecturas, unas veces más próximos, otras más discretamente, en segundo plano.
—Animarles a leer y a contarnos sus experiencias con la lectura. El debate después de leer el libro también es un momento que compartir.
—Leed en voz alta. Todos los miembros de la familia. No les debemos corregir continuamente, no importa que se equivoquen. No está en el colegio. En ese momento lee para pasarlo bien.
—Proponerles escribir un diario cuando tengan edad para ello. Animarles a escribir.
—Plantearse utilizar la lectura como un premio o recompensa a sus buenos comportamientos, además de otras actividades que con frecuencia utilizamos.
—Contarles cuentos e historias
—Podemos suscribirnos a revistas infantojuveniles o inscribirnos en una biblioteca para acceder de forma más fácil a los libros en casa. Que los vean como parte habitual de la casa.
—En el momento en que vivimos, hay que desterrar la idea de que sólo se lee en papel. Los jóvenes están acostumbrados y “fascinados” por todo lo digital. Sus gustos son distintos y hay que aprovechar al máximo estos recursos para introducir la lectura entre sus hábitos de ocio ( cómics, recursos online, TV, cine…). Lo importante es ayudarles a encontrar buenas historias que leer, independientemente del formato que sea (tablets, libros electrónicos…) Y probablemente con el tiempo, una vez establecido el hábito de leer, también lo hagan con libros impresos.
¿Cuáles son los errores más habituales de los padres?
—Obligarles a leer contra viento y marea. Sustituir el tiempo de otras aficiones por la lectura. La lectura debe ser una afición más y hay que encontrar su tiempo entre las rutinas diarias. No debe ser sólo una tarea escolar más.
—Imponerles las lecturas que nos gustan a los padres y criticar las que ellos prefieren por considerarlas poco útiles.
—No tener en cuenta la edad y maduración de los niños. A cada edad les interesaran y agradaran más determinados tipo de historias.
—Empeñarnos en excluir las nuevas tecnologías frente a la lectura tradicional. Hay que compatibilizarlas y aprovechar las posibilidades que nos ofrecen estos recursos.
—Corregirles continuamente si no leen perfectamente.
—No compartir la lectura con ellos. Siempre encontraremos algo que lo justifica: «alta de tiempo, cansancio, ya es tarde…
No hay comentarios:
Publicar un comentario