Cristina S. Barbarroja, Jesús Mosterín: “La clase política y judicial española es de un analfabetismo despampanante” en Público, 27-X-2016:
El catedrático de Lógica y Filosofía de la Ciencia tilda de “chorrada” la sentencia del Constitucional contra la prohibición de las corridas de toros en Cataluña: “La tauromaquia es cultural. Pero también lo es la ablación del clítoris o la Inquisición”.
“Uno puede ser partidario de la libertad económica, cultural y personal, y yo lo soy, pero frente a las manifestaciones de la crueldad hay que ser intolerantes y hay que romper con las tradiciones que haga falta hasta acabar con ellas” (Jesús Mosterín)
Se expresa lentamente, con la paciencia del profesor que tiene a un zoquete enfrente. Y no anda mal encaminado el filósofo cuando diserta sobre pensamiento y ciencia. Porque Jesús Mosterín (Bilbao, 1941) no entiende lo uno sin lo otro: “Siempre me ha interesado el conocimiento riguroso, fiable, serio. La vida es muy corta y es mejor pasarla con los ojos abiertos y con la imagen más verídica y precisa del mundo en que vivimos”, recomienda el Catedrático de Lógica y Filosofía de la Ciencia.
Así que cuando de jovencito tuvo que elegir entre las ciencias y las letras del bachillerato, escogió las dos. Y las hizo de golpe el cerebrito, que “no entendía por qué tenía que elegir”. Universitario en Madrid y Barcelona, hizo estudios postdoctorales en Alemania, Francia y Estados Unidos, investigó la lógica matemática en Munich, hasta que en 1982 obtuvo la cátedra en la Universidad de Barcelona.
“Estudié muchas cosas, porque me interesaban muchas cosas. Y al final elegí ser filósofo por comodidad. Si hubiera sido catedrático de Derecho Administrativo, no podría haberme salido de ahí. Pero como nadie sabe bien qué es la filosofía, te permite hablar de lo que te dé la gana sin que nadie te lo eche en cara”. Con esa “patente de corso”, Mosterín ha hablado –y sobre todo escrito- sobre todo: desde la cosmología hasta las matemáticas, pasando por la biología, el lenguaje, y los animales. Sobre todo los animales.
Con poco más de veinte años, la editorial Salvat le hizo responsable de ‘Fauna’, la versión enciclopédica de la serie televisiva de Félix Rodríguez de la Fuente con quien pasó alguna que otra temporada en África. Autor de ensayos como ‘A favor de los toros’ o ‘El triunfo de la compasión’, en 2010 fue uno de los ponentes en el debate del Parlament que desembocó en la prohibición de las corridas de toros, anulada ahora por el Tribunal Constitucional.
Es comprensible el cabreo del profesor, que dulcifica con un hablar pausado la dureza de sus expresiones contra el TC. “Es un sinsentido, una chorrada”, dice del argumento de los magistrados sobre la invasión de competencias del Estado en materia de cultura. “La clase política y judicial española en este tema es de una especie de analfabetismo despampanante”. Y empieza el filósofo, introductor en España de la llamada filosofía analítica, por la vertiente lingüística de la sentencia… y de la ignorancia.
“El Congreso aprobó que la tauromaquia era parte del patrimonio cultural español. Y es cierto. Pero es que toda la información que no se transmite genéticamente, sino por enseñanza o imitación, es cultural. O sea: que la tauromaquia es cultural, naturalmente. Pero también lo es el maltrato a las mujeres, la ablación del clítoris o la Inquisición”, dice Mosterín que continua su crítica con la filosofía de la decisión.
“No sé si la filosofía sirve para algo, pero la mala filosofía es desastrosa. Y los miembros del Constitucional han ejercido, no de juristas, sino de filósofos. Se han posicionado en una metafísica obsoleta, que ningún filósofo sostendría hoy, al afirmar que existen naciones y que las naciones tienen una esencia metafísica que incluye las tradiciones más cutres de cada sitio. Las naciones no existen”, concluye y se adentra en otra de las innumerables cuestiones que han preocupado y preocupan al pensador.
En 2008 escribió ‘La cultura de la libertad’, en defensa de la libertad individual frente a la “arrogancia” de los políticos y frente a “entidades estadísticas hipostasiadas como la nación, la iglesia o el partido”. Mosterín, viajado profesor invitado a las universidades de medio mundo, reconoce que no siente respeto por ningún tipo de nacionalismo y, sobre el de su tierra de adopción, afirma: “Los catalanistas creen que la nación catalana es una diosa a la que sirven y que las decisiones e intereses de los individuos son menos importantes que los de la nación. Pero también hay un nacionalismo español que se le parece mucho”.
Frente a esas ataduras propone el filósofo un mundo “sin estados nacionales, sin fronteras, sin poder que frene la libre circulación de personas, ideas y mercancías”. Y pone internet como modelo mucho más atractivo que los “obsoletos” estados nacionales. “Es más libre que las sociedades políticas a las que estamos acostumbrados. En Internet las naciones no tienen ningún papel, nadie te pregunta de dónde eres, y en internet tienes la capacidad de formar comunidades virtuales que no necesitan de ejércitos ni de tribunales”, explica.
No hay cuestión que se le resista al Profesor de Investigación en el CSIC y miembro del Center for Philosophy of Science de Pittsburgh. “Por eso soy filósofo”, recuerda. Defensor de la eutanasia, ha tratado de explicar qué es la vida; ha estudiado ‘La naturaleza humana’ en un proyecto que abarcaba desde la genética hasta la lingüística, pasando por la arqueología; o el conjunto de los números naturales como base de datos universal, según su ‘The natural numbers as a universal library’. “Pero esto no es algo que se pueda explicar por teléfono”, se ríe.
Estos días Mosterín disfruta del olor a libro recién impreso: la cuarta edición de sus ‘Conceptos y teorías de la ciencia’. “Una rareza, porque normalmente estos libros de filosofía tienen una edición, o media, porque se retiran enseguida de la circulación”, reconoce. Sigue escribiendo, impartiendo clases en la Universidad de Barcelona y escapándose a la naturaleza… ¡cuando puede! Y es el catedrático de Lógica y Filosofía de la Ciencia el que pone las exclamaciones al gran problema de su vida, la ausencia de otro concepto tan filosófico como científico: el tiempo.
“La vida es formidable y maravillosa en la medida en que tenga componentes formidables y maravillosos. Cuando ya no los tiene, la vida puede convertirse en una farsa". Jesús Mosterín
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