Para mí este es el mejor poema de Vicente Cano (1927-1994); el que me ha tocado más profundamente, entre muchos que también podrían optar a ese título. Se lo dedico con afecto. Por entonces, por los años en los que lo conocí, creo que ya estaba muriéndose de cáncer; curiosamente, posee el mismo importante mensaje que un poema clásico de la poesía norteamericana, The House By the Side of the Road, de Sam Walter Foss; por si no hubiera duda de que Vicente Cano fue, ha sido, es y seguirá siendo un gran poeta:
VICENTE CANO
Pero sí tengo...
I
Yo sé que hay paisajes que no veré nunca.
Sé que existen montañas de asombro
y valles generosos
que no tendrán mi huella...
Pero sí tengo esta tierra -patria chica, mía-,
para sentirla y para amarla.
Para alegrarme el corazón con ella.
II
Yo he aprendido
que no se han hecho para mí
los países lejanos, sorprendentes,
ni las aventuras de leyenda
ni los ágiles caballos de los triunfos...
Pero sí tengo una rosa
que me aroma la vida de esperanza.
III
Yo sé que hay gentes de paz
y hombres de luz
a los que no podré entregarles nunca
mi haz de admiración...
Pero sí tengo un verso
escrito con el alma para ellos.
IV
Yo sé que hay seres que sufren,
hombres que necesitan
un agua humanitaria que los salve...
Y yo no tendré nunca
una lluvia en mis manos.
Pero sí estaré con ellos siempre
con mis palabras y mi aliento.
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