Del poco estudiado conquense de Tarancón fray Agustín de Castro, uno de los primeros periodistas manchegos, entresaco estos textos del libro sobre el diario Lanza publicado por José Antonio Casado:
En el artículo con el que encabezaba el primer número de La Atalaya definió así sus propósitos:
«Yo acá, a mi modo gerundial y quijotesco, voy a establecer una política correspondencia con
ustedes [los liberales] y el pueblo español. La ley es una misma para todos; no ha «pitanzas»
ni «bajáes», sino amor a la religión, a la verdadera libertad y a nuestro deseado Fernando, que
esto y no otra cosa es lo que ha dirigido mi pluma hasta ahora. El que atiente contra algunos
de estos tres objetos me tendrá de uñas. Colocado en la Atalaya, serán contadas las cosas que
se escapen a mi vista; alabaré lo bueno; no disimularé lo malo, procurando descorrer el velo
para que sea concido por los incautos, y si alguno picase, que se rasque: para eso nos dieron
cinco uñas en cada mano», cit. por Gómez Aparicio.
De las sátiras más ingeniosas publicadas contra el «muy reverendo Fray Gerundio de Ciudad Real» elegimos ésta de El Redactor General, de Cádiz:
«Continuo coro, ayuno y disciplina
dejas gozoso, huyendo del contrario;
y de todo tu insigne santuario
tan sólo dejar sientes la cocina.
Vas a la Mancha, y tu afición te inclina
a ser, con tu papel estrafalario
que llamaste Gazeta, el partidario
más eficaz de la servil doctrina.
A Madrid tornas, y, hecho un Diocleciano,
en tu Atalaya todo lo promueves
por no dejar al libre hueso sano;
y, pues tanto camino a hollar te atreves,
huella un poco el ser cristiano
y un silencioso monje, como debes»
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