Isidro Sánchez ha escrito un libro sobre la corrupción en España. Otro clásico es este: Baltasar Garzón, El fango. Cuarenta años de corrupción en España, Barcelona, Debate, 2015. Ahí se cita este pasaje:
«En España nunca ha dado miedo ser corrupto; en realidad, como se la daba por existente, la corrupción no ha sido algo que haya preocupado excesivamente a la ciudadanía. Esa indiferencia ha conseguido que las raíces de la misma se hayan vuelto profundas y sólidas, sosteniendo todo un entramado de intereses muy difícil de destruir».
En opinión de Garzón, la justicia ha contribuido a dicha situación con «sentencias que llegan con lustros de retraso, con imposición de penas irrisorias, sobreseimientos o archivos incomprensibles, connivencias y maridajes inaceptables».
En Raúl Monteagudo, Cuando los republicanos liberaron París. Editorial Libros.com, 2016, se lee la famosa frase de Albert Camus:
«Fue en España donde mi generación aprendió que uno puede tener razón y ser derrotado, que la fuerza puede destruir el alma, y que a veces el coraje no obtiene recompensa».
En España es imposible que existan leyes como la RICO en EE. UU. contra las asociaciones político-criminales que son causa, fundamento y semilla de la corrupción.
No hay comentarios:
Publicar un comentario