sábado, 22 de mayo de 2021

La comodidad del Infierno

España tiene la tasa más alta de desempleo de jóvenes en Europa: el 40% hasta los 25 años. Mayor que Grecia (33%) o Italia (30%), donde también se desespera a la juventud. Y con un 16 % de paro general y expectativas aún peores, según la siniestra Ley de Okun

Muchos de estos parados no son sin embargo detenidos y marchan fuera, a Londres y otras grandes capitales de Europa que están llenas de camareros y cocineros españoles ya con  treinta años, muchos de ellos sobrecualificados (por no hablar de los científicos, que solo para el papeleo burocrático que necesitan para renovar su contrato gastan varios bolígrafos rellenando papeles). También huyen los talentosos: hace decenios que aquí no han sido vistas las oportunidades, de modo que si aparecen hay gente que ni siquiera las reconocería; dicen que en California, Australia, Georgia y China las han visto, pero yo hasta dudo que haya podido existir una quimera de ese tipo. En la estéril España donde Cernuda decía que "todo nace muerto, vive muerto y muere muerto" no crece nada, nada echa raíces, y mucho menos el futuro. Eso sí, tenemos la mayor cantidad de viejos que no trabajan, y de calidad premium.

La vivienda se comparte entre los jóvenes; en Madrid incluso se ha abierto un hotel de celdillas o cilindros. Ya más que escasa natalidad es extinción; incluso las cigüeñas están empezando a desaparecer. Al menos el gobierno europeo vela para que nuestros políticos no arrasen completamente el país.

Es habitual señalar Venezuela como víctima del comunismo; sin embargo nadie se acuerda de Argentina como víctima del capitalismo buitre, o Chile, donde son los ciudadanos los que escriben su constitución, como en Islandia. Ni de Kerala, la única provincia hindú que ha desterrado el analfabetismo y la pobreza gracias al socialismo comunalista democrático.  En Argentina están ahora como nosotros dentro de veinte años, si no nos espabilamos. ¿Que no hará el mainstream para conseguir deformarnos la conciencia y seguir destruyendo la materia natural y el espíritu civilizado? Las masas se han vuelto tan líquidas como denunciaba Zygmunt Bauman, e Internet nos ha vuelto sumamente nubosos, informes y mal informados.

Las naciones se han puesto de pie siempre con solo un combustible, la voluntad. ¿Cómo se desarrolla esta virtud? Por medio de elementos que no aparecen en nuestro sistema educativo ni en los programas más vistos y oídos de la TV y la radio (no menciono la prensa en papel porque ni siquiera existe ya): la constancia, el trabajo, la disciplina, el sacrificio y la esperanza. No hay pastilla que cure el mal que ya los ensayistas del 1898 llamaban abulia española, fruto de lo que Cernuda (otra vez) llamaba "vivir sin estar viviendo", una forma extrema de monacal estoicismo

Hay quien afirma que la voluntad no se entrena ni se mejora. Que no es como un músculo que se vuelve más resistente con la práctica. Un estudio afirma que las personas más exitosas no poseen una mayor fuerza de voluntad, sino que simplemente acomodan su entorno para no usarla. Si quieres dejar de comer galletas no las compres, si ya las tienes que te las escondan o tíralas. Y si no quieres usar tanto el móvil, ponlo muy lejos de tu alcance, no duermas con él.

Es que hay que tener en cuenta que la fuerza de voluntad es limitada y se agota. Cuando se trata de controlarla y administrarla para evitar defectos hay que tener en cuenta que la voluntad es a veces retrógrada o inversa: si uno está todo el tiempo diciéndose "que no" debe hacer algo, está ejerciendo tanta voluntad que gasta la que tenía para todo el día y acaba desmoronado haciendo todo lo que no debería hacer. Así que lo que funciona es planificar las cosas de tal modo que uno no tenga que decírselo: poner los medios y la inteligencia necesarias para no tener que ejercerla. Cambiar el "chip" de rutas y costumbres

Es lo mismo con la procastinación, el defecto con que Mariano José de Larra caracterizó a los españoles en Vuelva usted mañana.La voluntad se ahorra cuando uno trabaja en algo que le gusta: si no lo hace, volverá a su casa agotado y sin ganas de hacer lo que realmente desea. Pero, por desgracia, aquí, en España, ni siquiera nos dejan trabajar.

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