Transcrito de una entrevista a Pablo d'Ors, autor de Biografía del silencio y otros importantes ensayos sobre meditación, a quien tuve el honor de conocer hace algunos años:
La lentitud nos invita a no estar en lo siguiente que tenemos que hacer, sino estar en lo que tenemos que estar. Cualquier actividad realizada con atención construye la vida interior. Hacer las cosas despacio nos pone generalmente nerviosos, porque no estamos acostumbrados y porque tenemos una zozobra interior, pero lo que hay que domesticar es esa zozobra. Cuando tú te sientas en silencio descubres que hay una gran inquietud, una gran frenesí interior. Eso es lo que hay que mirar.
¿Por qué hay que mirarlo? Porque si no nos miramos no nos conocemos. Si no nos conocemos, no podemos amarnos. Porque nadie puede amar lo que no conoce. Si no nos amamos, no podemos amar a los demás, porque nadie puede dar lo que no tiene. Y si no amamos a los demás, no nos enteramos de qué va la vida. Porque la vida consiste fundamentalmente en la capacidad de amar y ser amado. Y si no nos enteramos de qué va la vida, difícilmente podremos vislumbrar el misterio, lo que los creyentes llamamos "Dios".
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