Mastt S. Sagan, "¿Qué libros te han cambiado la manera de ver el mundo?" en Quora:
Hay muchos libros que me han hecho replantearme cosas, pero el que me hizo pensar más y me cambió mi forma de ver el mundo es: SOLARIS. Fue escrito por Stanislaw Lem y a pesar de ser en mi opinión el mejor libro de ciencia-ficción muy poca gente lo conoce.
Resumiéndolo muy brevemente: trata de un hipotético futuro en el que la humanidad ha logrado viajar de forma fácil y rápida por el universo, descubriendo y colonizando muchos mundos por el camino. Solaris fue uno más de tantos mundos descubiertos por la humanidad, se caracterizaba por estar situado en un sistema binario y por tener un inmenso mar, que cubría el 99% de su superficie, aparentemente sin vida; el planeta no tenía capacidad para acoger poblaciones humanas así que no atrajo la atención de estos.
No obstante, al cabo de los años se observó que en el planeta ocurrían cosas extrañas como que por ejemplo su órbita era estable a pesar de pertenecer a un sistema binario (cosa físicamente imposible) lo que le permitía no estar nunca ni demasiado cerca de la estrella ni demasiado lejos. Además se registraron formaciones extrañas producidas por el océano, cuando los seres humanos sumergían maquinaria debajo del mar este mismo copiaba su forma y hacia esculturas exactamente iguales, así como extrañas formaciones que el mar creaba de forma aparentemente aleatoria como las asimetriadas y las simetriadas.
Al final, tras mucho estudio, se llegó a la conclusión de que el mar era un ser vivo inteligente de dimensiones gigantescas y este de algún modo, para poder sobrevivir, conseguía que el planeta siguiese una órbita estable.
Tras esto se inició una etapa en la que los científicos trataron de establecer “el primer contacto” con el mar probando diferentes modos de comunicación. Lamentablemente cada vez que probaban algo el mar reaccionaba de forma diferente haciendo imposible el contacto: podía crearte 1000 asimetriadas sin ningún motivo aparente y, sin embargo, luego ignorar una explosión termonuclear. Tras esto surgieron muchas teorías de por qué no lograban comunicarse: Es autista, el océano antaño tuvo una época de grandeza, pero ahora está en una etapa de “Alzheimer”, es narcisista y no le interesamos lo más mínimo etc.
Todo ello explicaciones “humanas” a un problema de otro mundo. El tema que el libro trata es que el ser humano no busca en realidad nuevas civilizaciones o mundos en el espacio, sino reflejos de nosotros mismos y de nuestro mundo. Cuando nos imaginamos otros seres inteligentes siempre pensamos en ellos como seres humanoides y muy semejantes a nosotros mismos. Es de lo que casi todos los libros de ciencia ficción pecan, no innovan, solo hacen reflejos deformados de nosotros mismos, todos ellos con motivaciones genuinamente humanas como lo son las conquista y la guerra:
Unos habrán de ser un reflejo de nosotros mismos en el futuro y otros en el pasado…
“No buscamos nuevos mundos, algunos habrán de ser desérticos como el Sahara, otros helados como la Antártida, otros con junglas exuberantes y otros serán el reflejo del nuestro en tiempos más primitivos”
Cuando hablamos de otro ser alienígena inteligente nadie se imagina a un mar protoplasmático gigante, y que a pesar de ser inteligente no nos podamos comunicar con él. Lo cierto es que ese ser ha estado solo en el planeta durante los millones o miles de millones de años que ha durado su existencia. No puede saber lo que es el concepto de comunicación y si aun así pudiera comunicarse o quisiera hacerlo de que hablaría con nosotros? No tendríamos prácticamente nada en común, no podríamos compartir conceptos semejantes…
El ser humano tiende a antropomorfizar la realidad inevitablemente, está en nuestra naturaleza, en este libro el autor maneja el tema y lo aprovecha para dar una lección de creatividad al resto de escritores de ciencia ficción clásicos mediante la elaboración de un "alienígena" que se salta todos los convencionalismos humanos. Un libro que te hace replantearte muchas cosas y cuestionarte la creatividad humana y lo rígida que es su mente para añadir ideas nuevas. Término con una frase textual del libro, espero haber estado a la altura de transmitir al menos una pequeña parte de la grandiosidad de este libro:
“Nos consideramos caballeros del Santo Contacto. Esa es otra falsedad. No buscamos nada, salvo personas. No necesitamos otros mundos. Necesitamos espejos. No sabemos qué hacer con otros mundos. Con uno, ya nos atragantamos. Aspiramos a dar con nuestra propia e idealizada imagen”.
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