Raúl del Pozo, Millonarios comunistas, en El Mundo, 16.XI.2003:
En Beijing dice el Partido Comunista que enriquecerse es glorioso, los periódicos publican que China será fiel al comunismo y a la sociedad del bienestar e invitan a los millonarios a salir de las catacumbas. He encontrado muchos izquierdistas hijos de policía o de general que llegaron a la revuelta por mala conciencia, pero he visto muchos más de buena familia: aquellas lolitas millonarias de Ibiza con abrigos de visón y los pies descalzos, con tetas de El Che que escupían a las fotos del presidente de Estados Unidos, los 10.000 jóvenes airados de la isla de Wight metidos en sacos de papel, que cuanto más follaban más odiaban al imperialismo. Llegué a la conclusión de que el comunismo era una ideación de aristócratas, de judíos, de intelectuales desterrados, de artistas, de obreros lúcidos, de burguesas adúlteras, de poetas esclarecidos, de gente bien, de demócratas, por lo menos en el PCE de la Transición. Si quitamos a Espartaco y a Largo Caballero, la mayoría de los dirigentes de la izquierda se educaron en buenos colegios y durmieron su niñez en sábanas de seda.
El Che jugaba al golf, Picasso era millonario, Alberti, un señorito andaluz, Mao tenía la caligrafía de los mandarines. Lenin, hijo de un alto funcionario, se hizo amigo de Engels, hijo de un industrial luterano que llevó a Don Carlos, que leía a Homero en griego, a su factoría para que aprendiera las condiciones del proletariado inglés. Un millonario, llamado Lagunero, sufragó el viaje de Santiago Carrrillo con peluca. El más rico del mundo (Bill Gates) se confiesa de izquierdas, el más rico de España (Polanco) escuda a un partido socialista. En España, donde se confunde la envidia con la lucha de clases, se puede perseguir y pasear a un hombre que sea rico y de izquierdas. Lo hemos comprobado estos días. Así denotan su mala educación. No saben que Marx explicó muy bien que la división de clases no está basada en la diferencia de las fortunas. «La medida del portamonedas es una medida puramente cuantitativa» (La Sagrada Familia). También dijo Marx que la necesidad hace la conciencia mientras le metía mano a la criada. Eso de que la izquierda es consustancial a la pobreza es una idea de curas. El rechazo a la estructura oligárquica del poder, la búsqueda del reino de la libertad, el desprecio al terrorismo y al nacionalismo, la lucha contra las monarquías y las religiones, sustituir la religión por la política, la lucha por la igualdad, no tienen nada que ver con la pobreza, sino con la inteligencia, la conciencia, la solidaridad humana. A la derecha la inventaron los curas y al comunismo, los aristócratas. A una condesa de Madrid le llevaban cada mañana el Mundo Obrero en una bandeja de plata, los condes de San Luis estuvieron en la creación de Comisiones Obreras.
Pero en España siempre surgen populistas que quieren cortar las cabezas que sobresalen.
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