Un libro reciente del catedrático de derecho constitucional en la Universidad de Barcelona, quien ya escribió sobre los males del populismo, pero está mal dirigido: los políticos no leen. Un resumen de una página, quizá. A Sánchez, por ejemplo, le escribieron la tesis. Y Feijoo (me refiero al moderno, claro) ni eso.
Paul Tabori en su libro Historia de la estupidez humana muestra y demuestra en ese volumen no solo que la bobería existió en toda época y cualquier lugar, sino que también, como ajustadamente afirma este autor rumano, es invencible. Por ejemplo, menciona una plaga medieval, una oruga que se estaba comiendo todas las vides de Francia: la urgente medida fue excomulgarla y luego pasada al juzgado civil. Desde ese fuero se mandó apresar a una de las orugas para colocarla en el banquillo de los acusados; se le asignó un defensor letrado, pero el discurso del fiscal del reino pudo más y el insecto fue condenado a la pena capital. El hacha del verdugo lo partió en dos, en solemne acto ante el rey, los obispos y el pueblo vociferante. Ese año las orugas devoraron cuanto quedaba de las vides y cientos de miles de personas murieron de hambre.
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