Todos hemos notado que hay ciertos días en los que nuestra energía parece inexistente. Días en los que estamos más apáticos o tristes, aparentemente sin motivo. De repente se nos hace un mundo levantarnos por la mañana, ir a trabajar o hacer las tareas de casa. "Es algo que trabajo mucho en consulta", afirma la psiquiatra Marian Rojas. Muchos de sus clientes se preguntan qué les está sucediendo, si es depresión o si están teniendo un problema de deterioro cognitivo.
Lo cierto es que sí que hay veces que puede ser una patología, pero la mayor parte de las veces es que tenemos hábitos de nuestro día a día que nos están chupando la energía. Como dice Marian Rojas: "nos están chupando la pila".
Es verdad que el ser humano tiene épocas donde está más animado y otras donde está más triste, sobre todo para las personas inestables. Pero, aunque no sepamos identificar exactamente que nos está sucediendo, las emociones suelen tener una razón. La psiquiatra Marian Rojas nos cuenta qué hábitos de nuestro día a día pueden estar afectando a nuestra energía.
PRIMERA CLAVE: ¿CÓMO ESTÁS DURMIENDO?
Claro y conciso: nuestras pilas se reparan cuando dormimos. "Una clienta me dijo una vez: soy de dormir poco, yo con cuatro o cinco horas funciono", declara la psiquiatra. Aquí está el problema. El sueño verdaderamente reparador necesita entre 7 y 9 horas. Hay que aprender a dormir. “Y dormir significa que pasas por las fases del sueño, que no te levantas 50 veces, que no tienes micro despertares, que no te levantas con un sobresalto, que pasas al sueño REM”, afirma Marian.
El sueño es la clave de muchísimas cosas que nos suceden durante el día. Es decir, la causa del día está en la noche. Por eso, muchas de las veces que sentimos que no tenemos pilas se debe a que hemos pasado una mala noche.
SEGUNDA CLAVE: MANTÉN TU ENTORNO ORDENADO
El desorden quita mucha energía porque hace que nos distraigamos con facilidad, hace que nuestra mente esté mucho más dispersa. "La armonía da paz y todo lo que da paz te ayuda a recuperarte por dentro, a potenciar el sistema inmune, a encontrarte mucho mejor y en equilibrio", declara la psiquiatra. Y es que el desorden quita equilibrio, hace que exista un caos y que inviertas muchísimo tiempo en buscar aquello que necesitas. La excusa de "yo tengo orden en mi desorden" ya no sirve. El orden genera mucha armonía mental y todo lo que sea esa armonía nos haría sentirnos mejor.
TERCERA CLAVE: EL EJERCICIO
"La gente sedentaria es gente que se cansa mucho más", afirma Marian Rojas. Mucha gente piensa que por estar todo el día sentado sin hacer nada tendrás muchísima fuerza y mucha energía, pero es todo lo contrario. El no movernos inhibe la producción de sustancias en nuestro cerebro que nos ayudan al bienestar y que nos ayudan a sentirnos mejor.
Cuando nos movemos, aunque sea 15 minutos al día, activamos una sustancia en el cerebro que se llama BDNF, factor neurotrófico derivado del cerebro. Este factor solo se segrega cuando hacemos ejercicio y potencia las conexiones neuronales y nos ayuda a sentirnos mejor.
Por ejemplo, si un niño va al colegio y tiene deporte a primera hora, a lo largo del día rinde más porque ha producido una sustancias en el cerebro que facilitan el aprendizaje, la memoria y la concentración. De hecho, hasta autores de best sellers por la mañana hacen un paseo vigoroso de una hora antes de empezar a todo.
CUARTA CLAVE: LA ALIMENTACIÓN
Hay alimentos que nos desgastan muchísimo. Por ejemplo, la comida inflamatoria. Tienen un pico de dopamina que en el momento te hace sentir bien, pero luego te notas sin energía. Por ejemplo, comer fast food te genera una euforia momentánea y, dos horas después, sientes el bajón.
Por lo contrario, una buena proteína, una buena carne o un pescado, por ejemplo, se mantienen en sangre muchísimo más tiempo y te mantienen más estable. Todo lo que inflama te quita energía, te hace sentirte cansado, triste y sin capacidad de relacionarte bien. “Aprovecha los meses donde te sientas peor para comer más sano y cuidarte más”, aconseja la psiquiatra a sus clientes.
Los alcoholes y los estimulantes activan circuitos neuronales, lo que se llama el circuito del GABA, que te excitan y luego te dan el bajón. Por ejemplo, el café y la cafeína activan un receptor que es el que compite con la hormona del sueño. Este engaña tu cuerpo y le dice en verdad no tienes sueño. ¿Qué sucede? Que tu cuerpo en realidad está más cansado de lo que piensas. Le has dado ese chute de estimulante y cuando deja de hacer efecto, el bajón se intensifica.
QUINTA CLAVE: EL PENSAMIENTO
El 90% de lo que nos preocupa nunca sucede. Pero ese 90% tiene un impacto directo en nuestro organismo porque nos cansa, nos desgasta y nos da tristeza. "Todo pensamiento genera una imagen. Al visualizarlo, eso automáticamente tiene un impacto en tu cuerpo", declara Marian Rojas.
Lo que tenemos que intentar es reconfigurar cómo nos hablamos. ¿Estoy sufriendo tanto como me lo estoy diciendo? El problema es que nos ponemos etiquetas. Nos sentenciamos a nosotros mismos de forma cruel. Debemos aprender a separarnos de ese pensamiento que nos atormenta y preguntarnos: ¿Estoy exagerando un poco? Para salir del bucle es necesario hacer un buen diagnóstico de nuestros pensamientos. La voz errante, aquella que nos machaca, hace sentir al cuerpo que algo malo está pasando. "El cuerpo oye cómo nos tratamos", finaliza la psiquiatra.
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