martes, 3 de diciembre de 2024

Odio, artículo de Raúl del Pozo

Raúl del Pozo, Odio al presidente, en El Mundo, 2-XII-2024

En España mataron a algunos presidentes, pero sin lincharlos. La reacción de los suyos ha sido bunkerizarse a través de un desesperado ejercicio de culto al líder

El PSOE acusa a los jueces y a los medios de comunicación de intentar tumbar la democracia con mentiras y propaganda; y los magistrados contestan que la corrupción es un fenómeno criminal. Nunca a un presidente del Gobierno le habían intentado aplicar la paliza de Lynch, como ocurrió en Paiporta. En España mataron a algunos presidentes, pero sin lincharlos. La reacción de los suyos ha sido bunkerizarse a través de un desesperado ejercicio de culto al líder. Esta clase de resistencia, prietas las filas, no impide que el presidente sea odiado fuera de su partido hasta el punto de no poder salir a la calle.

Se ha declarado en el Congreso Federal del Partido Socialista que Pedro Sánchez está sometido a una cacería humana de carácter golpista mediante bulos y denuncias falsas.

Santos Cerdán ha dicho: «Hay una industria del odio que genera fango, ruido y bilis con el fin de provocar el caos». Los oradores del Congreso Federal creen que se quiere acabar como sea con el actual líder del PSOE sin explicar el gran lío que tienen en la cúpula y sin admitir errores. El presidente del Gobierno continúa desafiando a los enemigos con permanecer 1.000 días en La Moncloa y con seguir en el poder tres años, y «los que vienen», atacando a los jueces que le pueden procesar y sin explicar los casos de galopante corrupción que rodea a sus familiares y colaboradores. Los socialistas atacan a los jueces, cuando está en sus manos, y a los medios que publican noticias de las tramas vinculadas al Ejecutivo y al PSOE. No dicen por qué ese partido está más pringado que nunca ni por qué un solo individuo controla todo el poder orgánico. Tampoco responden por las filtraciones del novio de Ayuso ni por el escandalazo de Aldama; se limitan a señalar a los magistrados.

Es verdad que nunca ha llegado tan lejos el odio a un presidente del Gobierno como ocurre con el actual. Se montó el cirio en una conferencia de Felipe González, al que ponían con la cabeza para abajo; a Mariano Rajoy le dieron un puñetazo. Desde Adolfo Suárez al de ahora, todos los presidentes han sido abucheados. El odio aprovecha todas las ocasiones para sacar ventaja. Y lo que debe hacer un gobernante es no atizar el rencor, sino tender puentes y buscar la concordia. O sea, lo contrario de lo que hace Sánchez. En vez de defenderse con lealtad, culpa a los otros de sus errores. Y va a terminar indultándose a sí mismo.

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