Últimas palabras de Bobby Fisher
Lo cuenta Carlin en El País de hoy. El hombre que era una isla y que vivía en una isla, postrado en una cama hospitalaria a causa de una infección renal, se despertó y se quejó al médico de que le dolían los pies; entonces pidió que se los masajeara. Él lo intentó suavemente, y entonces pronunció sus últimas palabras. Dijo: "No hay nada que alivie tanto el dolor como el tacto humano". Y murió. Era Robert Fisher.
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