jueves, 24 de enero de 2008
Platillos engordantes
Determinadas personas tendrían que dejar de vivir del cuento y de la credulidad de la gente, especialmente periodistas como el listillo Iker Jiménez o su directo antecesor, el nefasto psiquiatra Jiménez del Oso, quien ha originado más gente chalada que ha curado. Ya casi todo el mundo se ha olvidado de las imbecilidades del desacreditado Erich von Daniken, pero esta mala hierba no deja de crecer mientras que los pobres escépticos tienen que sudar para ser oídos y publicados por los periodistas, siempre más atentos a las tonterías y proclives a rodear los misterios con las vendas de un lenguaje críptico y nebuloso que recuerda el clásico procedimiento de timo de la lectura en frío. Mientras existan esos periodistas consagrados a estupidizar a la gente con embolados sobrenaturales o a engatusarlos con historias del corazón, los cojones y el hígado, el sentido común de la gente se atrofiará y la falta de educación y ética de la prensa generará gilipollas sin sentido crítico; no sabremos cuánta verdad verdadera hay en los hechos extraños, si es que los hay, que lo dudo, pues hasta ahora no se ha movido un solo molino con ese viento.
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