Siempre, donde menos se espera. Un ejemplo: el dimitido presidente de Interpol Jackie Selebi mantenía una abierta amistad y colaboración con Glenn Agliotti, acusado del asesinato de un rival y considerado la versión surafricana de Al Capone. Así, no es de extrañar que el porcentaje de gentes imputadas en ilegalidades y todo tipo de crímenes sea superior en el Congreso de Diputados de Estados Unidos o de Italia que, por ejemplo, en el Bronx o en los peores barrios de Odessa o Málaga. ¿A que es curioso? No sé si lo será, pero es la pura verdad. Como que también un tal señor Roldán, del que nadie ya se acuerda, porque está feo, estuvo a pique de ser ministro de Interior.
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