"Si yo tuviera un cerebro" decía cantarín el Espantapájaros en El mago de Oz. Hay versiones admirables del tema en el jazz de la Costa Oeste que ya no pueden alcanzarse ni en Youtube. Pero, aunque la publicidad de los políticos diga lo mismo, su música es más un ruido molesto y aun molestísimo que otra cosa. Yo votaría al león, que andaba buscando valor, pues eso es lo que le falta a los cagados de nuestros, ejem, líderes, porculizados como están de nacionalismo patanegrero, y que lo único que hacen con entusiasmo es lamerse todo el día las prebendas, en vez de acometer -el verbo parece excesivo- las reformas que necesita la apolillada piel taurina de "Este país", que no España, palabra a la que han hecho perder su valor incluso geográfico los regionacionales chuletas de la playa exterior en este desolado momento de prepostfranquismo reciclado.
Huyan de las radios, los periódicos, las teles, los bares; no se dejen lavar con Perlán la conciencia, escondan su voto en la taza del váter o en cualquier estercolero, donde tendrá más valor que en la urna funeraria de la democracia, y repasen el consolador Libro de Job para no perder la esperanza, ay, la esperanza.
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