jueves, 26 de junio de 2008
Los ensayos de José Carlos Mariátegui
Cuando uno se pone a leer a hispanoamericanos disfruta con el cambio de perspectivas, pero topa también con una serie de fantasmas ñoños y decimonónicos que le tiran el alma atrás. Por ejemplo, el nacionalismo. Dios mío, qué tremenda manía la de nuestros hermanos de allende la mar en hablar de peruanidad, de argentinidad, de mexicanidad etcétera. Hablemos simplemente de ombliguidad, de infantilismo, de prejuicio nacionalista y xenófobo, de falacias idola fori y tendremos clara esa perniciosa patología de divinizar al padre para hacer redentor al hijo. Leyendo el ensayo de Mariátegui sobre mi admirado, satírico y descontentadizo González Prada viene de nuevo a atacar ese ser o no ser español o europeo, ese parecerse o no parecerse a los modelos. Qué carajo. Pues, a mí, si tengo que señalar a quién se me parece González Prada, tengo que decir que a Baroja por su falta de respeto a las vacas sagradas y su iconoclastia.
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