jueves, 18 de diciembre de 2008

Cancionero liberal

Es curioso el cancionero liberal el siglo XIX, pero el Himno de Riego, cuya letra escribió un moderadísimo como Evaristo San Miguel, no vale un pimiento, y mucho menos la música, como suele ocurrir con los himnos cualquiera que sean:

Serenos y alegres
valientes y osados
cantemos soldados
el himno a la lid.
De nuestros acentos
el orbe se admire
y en nosotros mire
los hijos del Cid.
(Coro)
Soldados la patria
nos llama a la lid
juremos por ella
vencer o morir.
El mundo vio nunca
mayor osadía
ni vio nunca un día
más grande el valor,
que aquél que inflamados
nos vimos del fuego
excitar a Riego
de patria el amor.
La trompa guerrera
sus ecos da al viento
horror al sediento
ya ruge el cañón.
Ya Marte sañudo
la audacia provoca
y el ingenio invoca
de nuestra Nación.

El pueblo, que siempre es autor más inspirado, pronto le cambió la letra al retórico, torpe y vacío texto de San Miguel:

Si los frailes y monjas supieran
la paliza que les vamos a dar
subirían al coro cantando
¡libertad, libertad, libertad!

Y en otras variantes de pliego suelto

Cuando había mil conventos
dominó la clerigalla;
en esta época de inventos,
el sablazo y la metralla.

El Trágala se empezó a cantar, según parece, en Cádiz, núcleo irradiador del liberalismo hispano, contra algunas canciones realistas como"La Cachucha", a cuyo son marchaban los "serviles" partidarios de Fernando VII. Se la tenía por grosera e insultante, y motivó varios duelos. Dicen también las crónicas que los líderes liberales se la cantaron a Fernando VII en sus mismas barbas cuando éste tuvo que tragarse su absolutismo y decir aquello tan famoso pero falso de: "Marchemos francamente, y yo el primero, por la senda constitucional".

Por los serviles
no hubiera Unión
ni si pudieran
Constitución.
pero es preciso
roan el hueso
y el liberal
les dirá eso:
Trágala, trágala
Trágala, trágala
Trágala, trágala
Trágala, perro.

"El Trágala", como acostumbra a ocurrir con las canciones que alcanzan una gran difusión, fue adoptando diversas letras:

Trágala, trágala
vil servilón
tú que no quieres
Constitución.

Los serviles eran los partidarios del absolutismo, rivales de los liberales y por eso unos y otros se insultaban mutuamente por medio de cantos y gritos:

Dicen que el Trágala
es insultante
pero no insulta
más que al tunante
y mientras dure
esta canalla
no dejaremos
de decir "trágala"

Ásí que los absolutistas o serviles tuvieron que parodiarla:

Trágala, trágala
tú liberal
tú que no quieres
corona real.

Una canción "castellanista" probablemente debe su origen al "Tercio de los morados" o "Regimiento de Castilla", cuerpo de milicianos disuelto en 1824, tras la derrota del ejército constitucional:

Míralo, míralo
y muérete
vil servilón
ya no le arrancan
del batallón.
He aquí la guía
del miliciano
fiel ciudadano
de la nación
¡Salve mil veces
pendón morado,
que has exaltado
la población!
Allá en el Norte
de las Españas
nuestras hazañas
te llevarán
y en nuestros pechos
y en los semblantes
marcada el ansia
de triunfar.

(Estribillo)
Míralo, míralo y muérete..., etc...

El estribillo "míralo o muérete" es casi idéntico al "trágala o muere" del ya comentado "Trágala" y la frase "ya no le arrancan del batallón" se semeja al "ya no le arrancas / ni con palancas / de la nación" que aparece en algunas versiones de la misma canción.

Los absolutistas exigían al rey horribles castigos para el rebelde Riego:

Que muera quemado
pide la Nación;
muera Riego y pague
toda su traición...
y tú gran Monarca
con tu corazón
benigno, no indultes
a tal vil traidor.

Pero Riego había sido antes el que salvó al Monarca; el monarca no fue tan benigno con él. Riego fue ejecutado en la plazuela de la Cebada, tras haber sido arrastrado -metido dentro de un serón- por las calles de Madrid, expuesto a las mil vejaciones de un populacho enfurecido:

Murieron los liberales
murió la Constitución,
porque viva el rey Fernando
con la Patria y Religión.

Y otros cantaban

Bórrese de la memoria
la infernal Constitución
y solo sirva en la historia
para eterna execración.

Y otros:

El irracional ateo
el ciego materialista
el soberbio jansenista
y el masón epicureo,
ardían en el deseo
de vivir a su placer,
sin monarca a quien temer
ni más ley que su pasión...

No hay comentarios:

Publicar un comentario