lunes, 2 de febrero de 2009

Entes de ficción

Reparto para una pieza teatral irrepresentable representada en el Gran Teatro Chino de Culipardia, capital de La Manchurria.

La mano invisible de Adam Smith.
El tío Paco, el de las rebajas.
Otro tío, el de Alcalá.
Un negro que abanique.
El caballo blanco.

El perro verde.
El ratón colorado.
La pantera rosa.
El gato de Schrödinger.

La Perra Gorda.
El Gordo de Navidad.
El flaco.
La flaca.
El niño.
La niña de El Exorcista.
Perico de los Palotes.

El vago Bartolo.
El Cambio.
El profeta Pero Grullo.
España.
El Tae.

Harpo Marx (este no habla)
La Inflación.
La Peseta.
Quevedo, el de los chistes.
El señor Morán, el de los chistes.
Cela, el de los chistes.

Michael Jackson, en la forma que esté adoptando en ese momento.
Mortadelo.

La acción transcurre en un restaurante cerca del Palacio Real de Manchurria. Hay una mesa y cuatro sillas, un ficus y un cuadro que representa a Franco con coletas y peineta y una rosa en el puño izquierdo. La mano invisible de Adam Smith se está haciendo una paja también invisible, aunque se oyen elocuentes gemidos tras las bambalinas. De repente surge La Peseta por la derecha, quejándose por la obscenidad del teatro moderno; se pasea Michael Jackson en forma de nube rosa. Sale entonces El señor Morán

Morán: ¡Ay Peseta! ¡Cuanto te añoramos! ¡No sabemos sumar, restar, multiplicar ni dividir sin ti! (Se pone a charlar con La Peseta en la barra).
(Sale La Flaca y se sienta a una mesa)
La Flaca: Tengo un hambre canina. Necesito algo de comer. ¿No era esto el Restaurante España? ¿Dónde coñazo están los camareros?
(Salen la Perra Gorda y la Inflación)
La Inflación: Aquí para servirles en todo lo que deseen.
La Perra Gorda: Pero no nos vengan con exigencias. Aquí se viene a comer y ya está. Qué más da lo que se coma. Como decía mi madre, que era de Ronda, por cierto: esas son las lentejas, si quieres las comes, si no las dejas, y da igual si encima te quejas.
La Inflación: No le haga caso. Está un poco trastornada y tiene muy mal genio. Nadie la quiere. ¿Qué desea? Tenemos unos menudillos en salsa de ricino que están para chuparse los codos y unos Calamaros que seguro le gustarán. (A la Perra Gorda): Vete a ayudar al cocinero. (Mutis de la Perra Gorda)
La Flaca: Lo quiero todo.
La Inflación: (Rascándose la cabeza) Tengo como una sensación de déjà vu. ¿Usted no habrá salido de una película inglesa, verdad?
(El señor Morán y La Peseta empiezan a morrearse en la barra. Entra El Cambio)
El Cambio: ¡Quiero comer!
La Inflación: (Corriendo): ¿Qué desea el señor?
El Cambio: ¡Que no haya detenidos, sino parados!
La Flaca: ¡Hay que ver cómo atienden a algunos!
La Perra Gorda: (Desde la cocina) Aquí se viene a comer, no a hacer política!

El Cambio: ¡Lo que quiero decir es que no debe haber parados, sino detenidos!
La Inflación: Es lo mismo
El Cambio: No es lo mismo. Parece usted la oposición.
La Inflación: Esta bien, pues no es lo mismo.
El Cambio: Se equivoca: en el fondo, es más de lo mismo.
La Inflación: Pues no sé cómo darle la razón: siempre me lleva la contraria.
El Cambio: Yo no llevo la contraria, y si usted se fija bien en el fondo lo que está haciendo es darme la razón.
La Flaca: ¡Que alguien me atienda! ¡Tengo hambre!
La Perra Gorda: (Desde dentro) ¡Tú y dos tercios de la humanidad!
La Inflación: Señor, lo que debe pedir es algo para comer. Este no es un restaurante que conceda deseos, como la lámpara de Aladino o un partido político.
La Flaca: ¡Yo soy la humanidad, y lo quiero todo!
EL Cambio: Pues entonces, denme un olla podrida, un revuelto de todo y una ensalada mixta.
La Inflación: Marchando. ¿Has oído, Perra?
La Perra Gorda: Oído, cocina. (Hace ademán de marcharse La Inflación)
(entran El Tío de Alcalá y El Caballo Blanco).
El Tío de Alcalá: Me han dicho que aquí se come muy bien.
El Caballo Blanco: Ya será menos. ¡Hijaaaa! (cocea y hace corcovos) Lo que quiero es que dejen de perseguirnos. En estos tiempos ya sólo nos podemos esconder en las cloacas. (Se sientan) ¡Camarero!
La Inflación: Digan, señores.
(Entra por la izquierda El ratón colorado)
El Ratón Colorado: ¡Sopla! ¡Atiza! ¡Carámbanos! ¡Córcholis! ¡Lechugas! ¡Un caballo blanco y un tío de Alcalá! ¡Esta es la mía! Tengo que convencerlos de que me financien el tinglado.
El Tío de Alcalá: ¿Cuál es el plato del día?
La Inflación: Menudos cochinos y Filete sospechoso. El vino es un turbio de dudosa crianza destilado en un estercolero de las afueras.
El Tío de Alcalá: (Sorprendido) No será usted discípulo de Ferrán Adriá, ¿Verdad?
(Continuará)


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