El Protestantismo tiene mucho que aportar a este país. Un sentido de la fe más neto y auténtico y una ética que valora el trabajo, el esfuerzo, la cooperación, la cultura y la responsabilidad. Algo que estamos perdiendo cada vez más para parecernos a países tan católicos como Italia, Polonia y Portugal, que de tan poco se pueden enorgullecer. Unamuno supo verlo y supieron verlo los expulsados de nuestro país en la primera reforma, personajes que todavía están oscurecidos por la visión de la historia que ofreció Marcelino Menéndez Pelayo y los neocatólicos del siglo XIX, visión robustecida por cuarenta años de dictadura.
sábado, 26 de septiembre de 2009
Protestantismo
El Protestantismo tiene mucho que aportar a este país. Un sentido de la fe más neto y auténtico y una ética que valora el trabajo, el esfuerzo, la cooperación, la cultura y la responsabilidad. Algo que estamos perdiendo cada vez más para parecernos a países tan católicos como Italia, Polonia y Portugal, que de tan poco se pueden enorgullecer. Unamuno supo verlo y supieron verlo los expulsados de nuestro país en la primera reforma, personajes que todavía están oscurecidos por la visión de la historia que ofreció Marcelino Menéndez Pelayo y los neocatólicos del siglo XIX, visión robustecida por cuarenta años de dictadura.
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