domingo, 20 de diciembre de 2009
Derechos de autor y copy right
Estoy contra los derechos de autor; el único derecho que un autor posee es el de reformar, retocar o ampliar su obra, pero la obra (la legítima, no la que se compra y se vende, que no sé que es, tal vez un producto igual que el papel moneda) pertenece al pueblo y a aquellos que la inspiran y se la dan al autor, o si me apuran, a la cultura; el autor es un mero motor de transformación de materiales, la obra es autónoma e independiente de él, como una hija, aunque el autor la quiera como tal. Que crezca y se multiplique. Que se copie todo y a mansalva. Que se difunda, propague, propale y desperdigue. Así sabremos quiénes están en esto sólo por el dinero y no porque les es necesario para respirar, que no para vivir... como un conde o un marqués. Si hay alguien tan artista que piense que es él único que hace arte, sólo a ese he ofendido y que cobre su producto al prohibitivo precio que le dé la gana, si es que hay alguien tan imbécil que quiera comprarlo.
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Derechos del editor
ResponderEliminarEn realidad lo que se está ventilando con la famosa persecución de piratas en la red son los derechos del editor que es quien finalmente hace la obra, pues la termina y es quien le saca en lógica mercantil el mayor beneficio. Los autores están de paso, me gusta eso de que las obras pertenecen a quien las inspira. Pero por lo que respecta al beneficio económico, el autor es, como siempre lo ha sido por otra parte, el último invitado al convite. Hasta pueden comer sin él, que se lo digan a Hendrix.
En la actualidad con los cambios tecnológicos, la industria cultural no sabe muy bien cómo incarle el diente a una demos tan poblada como la red, pero su tiempo llegará.
De los cambios respecto a la autoría, decir que un autor lo tiene hoy mejor y más fácil para mostrar sus obras, ahora bien lo tiene más difícil para ser escuchado, para hacerse oir. Para eso necesita del editor-productor- manager. Pero éste estaba acostumbrado a sacar al mercado las cosas con cuentagotas, así hacía el negocio. Siempre se lee, se oye música etc. bastaba con dosificarlo y comprar los derechos de los supuestos autores, a los que hacía ricos de paso, cuando no les mandaba a freir esparrágos.
Por otra parte, no he visto ningún autor nóvel que se queje de los derechos y, entre los consagrados, no todos lo hacen. Esa es una clave para entender que la copia es una obligación de todo autor, si el producto es bueno, claro.
Póngamos un ejemplo con las botas. Un buen día salen al mercado una botas de media caña que son deseadas por el público. Su precio es prohibitivo pues son Xc. Un taller clandestino las imita, hasta les pone un logo casi idéntico (no hay dos gotas de lluvía iguales). ¿porqué perseguirlo? No será evidente a ojos del comprador que lo que compra no son las "buenas". Claro que eso será si el material, la manufactura y el acabado de las primeras fuera primoroso. ahora bien, si un pequeño taller clandestino es capaz de competir, ¿no será que pagamos el logotipo? Pues que nos lo digan. En la industria cultural es un poco así, claro que se acabo eso de sacar un disco cada quince meses.