Ha nevado, pero poco, y mejor así, porque los viejos y los gordos como yo mismo corremos el riesgo de partirnos las narices de un resbalón. Suelo leer los artículos de Jerónimo Anaya en la revista del ANPE. Como siempre, sigue maravillándome con su swing retórico; sin duda sus mejores poemas, aparte de los humorísticos, son los villancicos; el del año pasado era memorable, y el de este año también; ya sus sonetos quevedianos eran la perfección misma, aunque les sobraba aquello que le sobra tanto a él mismo, inteligencia; pero sus villancicos es que, además, son emotivos de verdad. Pocos poetas hay en la Mancha tan dotados como él.
En la revista electrónica del instituto vamos a publicar unos cuentos excelentes de una alumna; hay uno magnífico sobre una cazadora maldita, una novela corta y otro cuento sobre la amistad sobre un sofá y una silla; a mí me gustan los dos primeros.
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