CAFÉ GURIDI
La verdad está ahí fuera,
pero los que nos sentamos a tomar café flotamos
como notas de una música perdida;
no tiene melodía,
no tiene sentido,
pero tampoco lo tiene la calle,
un río interminable donde,
como al rey godo,
quizá me entierren un día.
Los acordes entre sí ignoran qué armonía los une o los separa.
Flotamos o quizá naufragamos en el café,
como moscas aturdidas por el frío.
Quién dirige la sinfonía, quién la compone, quién la escucha, qué importa, si las mismas notas no se pueden oír, si ignoran que retórica las une, que sentido se les da. Son preguntas que responde una escolástica sin importancia.
Porque fuera el silencio es infernal.
Á. R.
No hay comentarios:
Publicar un comentario