Unos versos sobre educación de Manuel del Palacio, ya en el siglo XIX:
Antes de estudiar tú literatura
¿la hubieras enseñado en un colegio?
No se educan los pueblos en la altura,
se educan en la ley, en el trabajo,
y a veces en el hambre y la amargura.
Recuerda bien la fábula del grajo,
y piensa que el orgullo es más odioso
cuanto tiene su origen más abajo.
Por eso yo, que ver al pueblo poderoso
y opulento y feliz y libre ansío
confundiendo en el suyo mi reposo
en vez de alimentar su desvarío
al espejo le asomo de su historia,
y le maltrato por su bien y el mío.
Hijo del pueblo soy, lo tengo a gloria;
pero antes que el imperio de la plebe
alcance aquí su bárbara victoria,
¡venga un diluvio y en sus ondas lleve
la vida y la esperanza y la memoria
de este bendito siglo diez y nueve!
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