viernes, 9 de abril de 2010

Poetas de Consuegra

Javier Lumbreras, a quien tengo que escribir uno de estos días porque lo tengo muy abandonado, estará contento de saber que en su lugar, Consuegra, nació una figura tan importante como desconocida de la literatura decimonónica. He dedicado un día entero a reunir datos sobre Alfonso García Tejero, el gran poeta demócrata manchego del XIX junto con Félix Mejía. Ya tengo el fundamento y las notas para poder escribir algo de él y construir su biografía. Es de Consuegra y muy manchego; incluso su padre, que fue un liberal represaliado en 1824, estuvo destinado en Villanueva de los Infantes. En el famoso retrato colectivo de Esquivel, donde se acogen todos los miembros del Romanticismo, ni siquiera aparece, aunque sí tienen presencia en él poetas manchegos de menor calibre, como González Elipe, o aproximadamente igual, como Mariano Roca de Togores, marqués de Molíns; sus ideas eran demasiado extremas para sus contemporáneos y era tan honrado e independiente que no se casaba con nadie. Por eso no obtuvo ningún cargo público antes de 1868, ni medró después, aunque bien podía. Me he gastado casi cien euros en comprar el libro más barato que he podido conseguir de él en las librerías de viejo de la Internet, El pilluelo de Madrid. En el periodismo fue todo un muckraker, como el propio Mejía o, en Francia, Louis Marie Fontan. Como poeta, es de inspiración popular y social, muy fuerte y lírico, porque le duele de verdad lo que cuenta. Su obra dramática, histórica y narrativa la tengo menos ojeada y hojeada. Hasta el momento he conseguido censar dos biografías escritas del autor; por mi cuenta he conseguido otros datos, como por ejemplo el nombre de su mujer, Micaela Entillac, quizá hermana del farmacéutico del mismo apellido.

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