viernes, 28 de mayo de 2010

Un precioso país lleno de autopistas vacías

Un precioso país lleno de autopistas vacías (artículo de José Ignacio Torreblanca en El País, 24/5/2010)

Los países son como los ordenadores: necesitan tanto unas buenas infraestructuras (el hardware) como personas capacitadas para obtener el máximo rendimiento de ellas (el software). Como cualquier usuario de informática sabe, de nada sirve comprar el último ordenador disponible en el mercado si uno no reserva el suficiente dinero para adquirir los programas informáticos que lo harán funcionar. Pues igual que un ordenador sin programas no es más que una caja tonta, cabe preguntarse si un país que tenga el mayor número de kilómetros de vías de alta velocidad de Europa y, a la vez, más de cuatro millones y medio de parados y un gasto ridículo en innovación y desarrollo, es también una caja tonta.

En el año 2009, España no solo invirtió en infraestructuras el triple que Alemania (1,79% del PIB frente a 0,69%), sino que como hemos conocido por boca del propio Ministro de Fomento, esas inversiones se realizaban sin “el análisis de la previsión de la demanda para valorar la viabilidad económica de las obras o el estudio de las necesidades de mantenimiento”.

Así que mientras que el Gobierno se gastaba una parte de los 17.200 millones anuales de presupuesto para infraestructuras en lindezas como una doble entrada de alta velocidad a Galicia o Cantabria, España seguía sin una red pública de educación infantil (0-3 años), contaba con una red de escuelas de Primaria que en su mayoría datan de los años sesenta, soportaba un fracaso escolar del 30% en la Educación Secundaria Obligatoria, disponía de una Formación Profesional víctima de un abandono histórico, no contaba con ninguna de sus 77 universidades entre las primeras 150 del mundo y se conformaba con unos servicios de empleo incapaces de gestionar de forma ágil y flexible el reciclaje formativo de los desempleos para orientarlos a nuevos empleos.

...Haría falta un estudio en profundidad para ver cómo y por qué se han asignado las prioridades de gasto en este país, pero el resultado es claro: mucho hardware y poco software (y, por añadidura, poco gasto social).

Si España quiere tener algún futuro, debería revisar aún más profundamente sus prioridades de gasto y sus actitudes hacia la educación. De lo contrario, seguirá siendo ese país que un ex ministro de Exteriores alemán describió irónicamente como “un precioso país lleno de autopistas vacías”

La otra cara de la burbuja inmobiliaria

RAMÓN LÓPEZ, (Catedrático de Planeamiento Urbanístico en la Escuela de Arquitectura.) - Madrid - 28/05/2010

Magnífico el artículo de José Ignacio Torreblanca (EL PAÍS, 24 de mayo). Un país que presume de tener más kilómetros de autopistas y de AVE por millón de habitantes que nadie y que ha construido durante años más viviendas que toda Europa central junta tiene bastante de caja tonta, es como un ordenador de última generación sin programas y con un usuario digitalmente analfabeto.

La otra cara de la sobreinver-sión en infraestructuras no es desde luego hacer el país más competitivo o más eficaz, sino simplemente apoyar el despliegue de la sobreurbanización de la costa y de las periferias próximas y lejanas de sus áreas urbanas y metropolitanas. Ambos excesos, el boom de las infraestructuras y el del ladrillo, pueden verse como dos caras de la misma moneda: enterrar la inversión pública y el ahorro privado -y buena parte de la deuda exterior- en bienes improductivos, al menos a partir de un cierto nivel que hemos sobrepasado hace al menos una década.

Se recorta el presupuesto de Innovación y Desarrollo, se escatima en educación técnica y superior o en gasto social, pero se pretende seguir construyendo cientos, si no miles, de kilómetros de autopistas infrautilizadas, se exige que Santander y Teruel estén directamente conectados por AVE y se permite clasificar y urbanizar suelo para centenares de miles de nuevas viviendas a decenas de kilómetros de Madrid. El perfecto retrato de un modelo de desarrollo anticuado e insostenible.

Pero en cuanto se suavice la crisis insistiremos en él, sea quien sea el partido que ocupe el poder. Recordemos que el PEIT (Plan Especial de Infraestructuras del Transporte) del PSOE es un calco del PEIT que en su día aprobó el PP, y la costa andaluza, de algún modo, un remedo marítimo de los secarrales periféricos madrileños o vallisoletanos.

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