Enrique Yunta, "Gran reserva manchega", en ABC de hoy:
El héroe de España es manchego y vive plácidamente en Cataluña sin que nadie le reproche su deje. Como otros tantos, aterrizó en Barcelona siendo un crío, presumiendo orgulloso de sus orígenes sin que ello le haya supuesto algún problema. A estas alturas ya todo el mundo sabe que hay un lugar de la Mancha cuyo nombre siempre será recordado, un pueblo llamado Fuentealbilla en el que nació una estrella eterna.
En una de sus frases redondas, Pep Guardiola definió a la perfección a Iniesta: "Es un ejemplo para las generaciones del fútbol base. No lleva pendientes, no se pinta el pelo. Tenga más o menos minutos, nunca se queja y siempre juega bien", concluyó. "Hasta el momento, no me ha llamado la atención llevar nada de eso", se defiende. Faltan Iniestas en España ya no sólo por su talento, que también, sino por su humildad, valores que le inculcaron en una casa sin estridencias alejada del lujo, hijo de padre albañil y madre para todo. Aprendió lo que cuesta ganarse la vida y cargó un coche de maletas después de despuntar en el clásico torneo de niños de verano, de Brunete a La Masía, de Albacete al paraíso.
Iniesta es un tipo corriente, tan natural en su discurso que no parece futbolista, alejado siempre de los focos, incómodo con un micrófono de por medio aunque parece que cada vez se suelta un poco más. "No me privo de ir a un sitio si me apetece, aunque me pare la gente", confiesa, consciente de que los aficionados son fundamentales en su éxito. Vive en Sant Feliu, tiene cinco perros (otro en Fuentealbilla) y está al corriente de lo que sucede lejos de los campos de fútbol ya que sigue la actualidad con detalle. Además, domina perfectamente las nuevas tecnologías, colecciona películas y series y lee con frecuencia en las concentraciones, práctica en desuso en su gremio. Es Andrés Iniesta, un español más, un joven con principios que presume de vestir "ropa normal, tipo Zara", y que no casa bien con las bebidas alcohólicas.
Sin embargo, y pese a este último detalle, siente un arraigo tan íntimo hacia su pueblo que se ha animado a crear una iniciativa empresarial para que Fuentealbilla esté en todo el mundo si es que no lo está ya. Las Bodegas Iniesta asoman en el mercado del vino y en otoño se esperan los primeros frutos. La bodega ha generado una decena de puestos de trabajos fijos (está al frente su padre) y otros eventuales, otro gesto para enamorar a un vecindario que no puede tener mejor representación.
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