viernes, 20 de agosto de 2010

Google me devuelve el blog

Google lo suprimió porque un bot en prácticas había detectado la infiltración de spam entre los comentarios; por fin revisaron mi caso a petición mía y se han convencido de que cumplo con sus políticas. Fue un error de programación, ellos dirán que electrónico, pero imagino que compartido por muchos más usuarios-víctimas. Había empezado a sospechar de una de las directivas de Google, "no ser malvado", pero por fin mi confianza ha sido restituida, aunque a duras penas y ya no como antes, porque he visto que poder comunicarse con la responsabilidad que alienta ese engendro llamado Google está sumamente mecanizada e informatizada con todo tipo de formularios telefónicos, electrónicos, al fin y al cabo máquinas de dar excusas y ganar tiempo, como los mismos cajeros automáticos, de forma que ha sido casi imposible encontrar alguna cara humana tras el monstruo, cada vez menos hombre y más máquina. Así que procuraré tener copia de mis archivos (gracias a los que me han dado copia de las suyas), por más que la libertad de no tener que escribir me haya parecido algo tan insólito, nuevo y de agradecer que, lejos de haberme molestado demasiado, incluso me había hecho no poco feliz abriéndome otras puertas de actividad y dándome tiempo para volver a usarme como persona y no como escribiente. Pero el caso es que, habiendo reeído lo hecho hasta ahora, he comprobado que mucho de lo escrito posee algún valor, no digo para la literatura, si es que eso constituye algún valor, sino otro derivado del entretenimiento, del trabajo y del incluso esfuerzo y tiempo que me ha costado, un valor meramente subjetivo más que objetivo, común y monetario.

No hay comentarios:

Publicar un comentario