Antes de volverse loco, el culto crítico literario del XIX Manuel de la Revilla escribió algunos poemas comparables a los de sus tan parecidos Antero de Quental y Giacomo Leopardi. Quizá el mejor es este:
Si de la nada vengo y en la nada
triste fin ha de hallar mi amarga vida,
y el alma pura que en mi pecho anida
ha de ser en el polvo sepultada;
si es ilusión la gloria deseada
y mentira la dicha prometida,
y el eterno ideal sombra fingida,
del vano sueño en la región forjada;
¿por qué me diste, bárbaro destino,
esta sed de placeres insaciable
y este ideal de espléndida hermosura,
si al término fatal de la jornada
me ha de arrojar la muerte inexorable
en el abismo de la nada impura?
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