miércoles, 8 de diciembre de 2010

Autocensura

He publicado dos post que he tenido que suprimir porque literalmente me pasaba de rosca. Cada vez soy menos publicable. Por eso cada vez publico menos. Juvenal: Si natura negat, facit indignatio versum; qualecumque potest. "Si lo dijera yo, sería de culpar", como escribió el Arcipreste de Hita, pero lo dicen quienes me censuran ya cualquier comentario ocasional en un periódico o blog. Soy demasiado ácido. Soy, como dice mi suegra, muy jodío. Y no quiero ser así; como dice Cela, es mejor estar jodiendo que estar jodido. Estoy lleno de argucias retóricas aviesas y sé meter la viga en el ojo ajeno. Como los romanos, adopto siempre la mejor arma del adversario y la perfecciono. Me doy cuenta, por desgracia sólo a veces, de que bastante de lo que digo hace efecto, y no necesariamente buen efecto. Uno olvida a veces que es un ser humano y no necesariamente la peste bubónica o una piraña que come prejuicios y creencias. No tengo por qué quitarle la fe a nadie, ni mucho menos la confianza en el mundo en que vive y en las personas que lo rodean. Si se quitan algo de esto, que sean ellos mismos, no yo, los responsables. Después de todo, y por más que Larra escriba en un famoso artículo lo contrario, la Luna tiene también una cara hermosa que ofrecer (bueno, es un decir).

1 comentario:

  1. Jodío

    El apodo familiar es riego, pero la palabra jodío es su epitono. Eres un riego jodío, es una frase habitual en mi familia cuando nos ponemos berzas.

    Yo creía que no era necesario ser así cuando tienes capacidad de elección, pero el caso es que para los derrotados no hay tregua y, al cabo, poseo cierto orgullo por ser riego y jodío, aunque de momento las más de las veces, guardo los puñales.

    Ya veremos cuando te alcance, quizá con ocho años más de desgaste seré más jodío que tu malababa. Lo que callo y lo que digo es dinámico.

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