Son el colmo estos imbéciles de políticos; en la reunión de las Américas dicen que hay que potenciar la educación y aquí en España sólo piensan en joderla. Como siempre, importan más los hechos y sus resultados que sus palabritas y buenas intenciones; (Quid autem Rhetorica et Poetica non pervertunt? Qué habrá que no perviertan la Retórica o la poética? decía Francisco Sánchez, el Escéptico), y bien lo refleja el informe Pisa. España es el tercer país con más repetidores del mundo. Es cierto: eso de repetir los alumnos un curso o dos y los políticos y los cargos dirigentes veinte años seguidos o más es costumbre muy común, sobre todo en La Mancha, donde domina ese carácter tan típicamente manchego pintado por Cervantes...el del bachiller Sansón Carrasco, auténtico prototipo del ser manchego, que más que ser para la nada es la nada para todo, o lo que es lo mismo, del gilipollas incurable. Hasta uno mismo se sorprende haciendo de gilipollas, como este post. Da algo de asco ocuparse de tanto codicioso de ese pelaje, que sobrepone los intereses pecuniarios a los meros y quijotescos intereses comunes. Provienen de familias hambrientas de dinero y de cargos, herederos de la mediocre burguesía franquista, la más ruin e ignorante de Europa, que procede del estraperlo del Feoga o de los tenderillos con empleados sin contrato ni sindicato. Les gusta acumular cuenta corriente y tres o cuatro empleíllos que abastecen mal, de lo que ya se quejaba un ciudarrealeño anticorruptivo como el periodista Félix Mejía, aunque sea a costa de volverse repetidores. Su justificación, que siempre es autojustificación, porque no hay nadie que los justifique, nunca les falta. Esta gente lleva repitiendo en España desde el siglo XIX, quizá más; sólo debería enseñar a medrar, que de eso sí que saben; yo he visto preparar currículos más mentirosos que los de Roldán y baremos más hechos con la ley del embudo que en los tiempos del Paleolítico, en menos de lo que ahorra un político manchego; todo lo demás en ellos es mediocridad, adocenamiento, aldeanismo o gilipolleces. Estos vivillos debían darle a algún otro la oportunidad de equivocarse tan poco como ellos. Se los reconoce enseguida porque, o bien hablan mal de los sindicatos, o bien no invitan a café o sólo a su cohorte de chupamindas, lameculos y catarriberas para darles cuerda, o porque les encanta organizar actos para enseñar su jeta y repiten veinte mil veces que quieren ser maestros de ceremonias hasta que se lo conceden por aburrimiento. Si los espejitos mágicos se rompieran, se mirarían en las aguas tranquilas del váter o en la fuente Eunoe del Purgatorio del Dante, esa que borra todos los malos recuerdos. También porque sólo critican a los que mandan menos que ellos o no mandan y porque les gusta mandar. Por sus frutos los conoceréis. Con esto de los repetidores podría hacerse un articulito como el de Vuelva usted mañana, de Larra. Poirque también son auténticos repetidores de rumores y de chismes venenosos. Pero tampoco hace falta extenderse demasiado sobre ellos, porque no lo merecen. Los cargos debían ser elegidos directamente por todos y ser rotativos, no vitalicios, como lo son de hecho, que aun quieren hacerlos de derecho. Y debería tenerse en cuenta la dedicación completa, no la padrinitis y la cooptación entre coleguillas de compadreo y ninguneo Esta gente sólo entiende de dedocracia. Y no se pican nunca, porque el que se pica ajos come. Cuántas cosas se repiten en España: para empezar, la historia, la publicidad (a la que nunca jamás se les ocurrirá hacerle pagar un impuesto, como que los mismos políticos son creativos publicitarios), las series televisivas, los argumentos, los tópicos. Todo se repite en ellos menos el sueldo, que siempre es cada año más crecido que el anterior. Incluso se repiten las mentiras sobre eso de que se lo bajan. Debería ser menos blando, pero es que mi madre me enseñó buenas maneras y nunca me ha gustado salirme de madre. Lo de que mi madre se suicidara es otra cuestión, porque hay quien se suicida de pura buena educación, de puro asco.
Se me han agotado las pastillitas y hay que pedir las recetas; como es natural, nadie se ocupa en mi caso de ahorrarle al estado el dinero de las medicinas, ni siquiera mi médico, que tiene un gordo libro para eso, sino mi farmacéutico y yo, ya que el Vandral 150 que me recetaron posee denominaciones de origen mucho más baratas; la que consumo, Venlafaxina Stada, es el mismo principio con otro nombrecito y le ahorrará a los médicos de la SS o Seguridad Social un buen dinero. ¿Creen que me lo agradecerán, los políticos? Lo único que harán será gastar el dinero en imprimir una factura para que "seamos conscientes de lo que cuesta". Yo soy consciente, pero también de otras cositas: ¿cuánto cuesta imprimir la facturita? ¿Y cuánto cuesta, por ejemplo, la corrupción del estado, la de la administración autonómica y la de los municipios? ¿Cuánto cuesta la tardanza de la justicia, tan repetidora que ya se quejaba de ella Shakespeare? ¿No será que les viene bien a esos mismos políticos que se ríen de la separación de poderes y que no hacen otra cosa que repetir sus tropelías contra el pueblo que dicen (a los cuatro vientos televisivos) gobernar? ¿Por qué privatizan sólo lo que da beneficios? ¿Por qué dicen los políticos que "hay que concienciar a los ciudadanos" cuando ciudadano traducido al griego es político? No me extraña que el Plan Bolonia quiera quitar el griego de la universidad, cuanto más del bachillerato. Pero yo prefiero que me gobierne una asociación de vecinos, con su rotación suiza y su consabido gilipollas incorporado, a una asociación de vagos, maleantes y mangantes so especie de repetidor. Son la dictadura perfecta: si no quieres tiranía, entienden que es a un solo tirano y te hacen elegir otro. Pues, para eso, no votar, o hacerlo en Suiza. Qué más dará un Cánovas que un Sagasta.
Se me han agotado las pastillitas y hay que pedir las recetas; como es natural, nadie se ocupa en mi caso de ahorrarle al estado el dinero de las medicinas, ni siquiera mi médico, que tiene un gordo libro para eso, sino mi farmacéutico y yo, ya que el Vandral 150 que me recetaron posee denominaciones de origen mucho más baratas; la que consumo, Venlafaxina Stada, es el mismo principio con otro nombrecito y le ahorrará a los médicos de la SS o Seguridad Social un buen dinero. ¿Creen que me lo agradecerán, los políticos? Lo único que harán será gastar el dinero en imprimir una factura para que "seamos conscientes de lo que cuesta". Yo soy consciente, pero también de otras cositas: ¿cuánto cuesta imprimir la facturita? ¿Y cuánto cuesta, por ejemplo, la corrupción del estado, la de la administración autonómica y la de los municipios? ¿Cuánto cuesta la tardanza de la justicia, tan repetidora que ya se quejaba de ella Shakespeare? ¿No será que les viene bien a esos mismos políticos que se ríen de la separación de poderes y que no hacen otra cosa que repetir sus tropelías contra el pueblo que dicen (a los cuatro vientos televisivos) gobernar? ¿Por qué privatizan sólo lo que da beneficios? ¿Por qué dicen los políticos que "hay que concienciar a los ciudadanos" cuando ciudadano traducido al griego es político? No me extraña que el Plan Bolonia quiera quitar el griego de la universidad, cuanto más del bachillerato. Pero yo prefiero que me gobierne una asociación de vecinos, con su rotación suiza y su consabido gilipollas incorporado, a una asociación de vagos, maleantes y mangantes so especie de repetidor. Son la dictadura perfecta: si no quieres tiranía, entienden que es a un solo tirano y te hacen elegir otro. Pues, para eso, no votar, o hacerlo en Suiza. Qué más dará un Cánovas que un Sagasta.
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