viernes, 10 de diciembre de 2010

Un bicho y un escritor almagreño

Curioso como soy, me da por coleccionar bichos humanos. Ya he hablado en alguna ocasión de ese curioso espécimen protofascista, el canónigo de Ciudad Real doctor Mugueta, autor de Ellos y nosotros (1937) y otros libros de deleznable ideología y fanatismo asesino. Hoy he escubierto a otro, también relacionado con Ciudad Real, el dominico Albino González y Menéndez-Reigada, obispo (de los suyos) en Tenerife y Córdoba, pero que publicó presuntamente en Ciudad Real una biografía de Alberto Magno. Es falso; el libro en realidad está escrito por su hermano, que tenía las mismas siglas y por tanto pudo confundirse con él, Antonio González y Menéndez-Reigada, también fraile dominico y profesor en el convento de Almagro, aunque murió antes de la Guerra Civil y de que mataran a todos los dominicos de su convento, lo que ningún ser mínimamente humano debe aprobar. No se puede decir que Albino González reaccionara noblemente. Era un fascista con casulla. Todos sus postulados están fundados en el darwinismo social, el racismo y el ultranacionalismo (con su componente católico como principal eje vertebrador en el caso español) y en la justificación moral y legal de la eliminación física de los disidentes. Fray Albino se presenta como un ideólogo entusiasta del totalitarismo , con tintes racistas contra los judíos y otros pueblos: "Es propio de colonias y de razas inferiores el no poder atender por sí mismos la satisfacción de sus necesidades esirituales. China, Turquía, Japón no producen ni el clero ni los maestros de todo género que necesitan". Y como ha puesto de relieve el profesor tinerfeño Ricardo A. Guerra Palmero en su trabajo Ideología y beligerancia: la cruzada de Fray Albino, alentó la guerra total contra la República y propulsó la consigna de negación de misericordia o piedad con los vencidos, justificando las sacas y fusilamientos masivos de prisioneros. Firmó la Carta colectiva de los obispos españoles a los obispos de todo el mundo con motivo de la guerra en España, en la que denominaban al golpe de estado militar plebiscito armado y compuso un (exitoso, porque había que comprarlo cuando era más urgente la necesidad de pan) un Catecismo Patriótico Español (1939), recientemente reeditado (Catecismo Patriótico Español, Barcelona: Ed. Península, 2003), en el que se enseñaba a los niños ideas como que los enemigos de España eran, entre otros, el liberalismo, la democracia y los judíos. En él además se alababa hasta extremos delirantes la figura del general Franco, considerándolo enviado de Dios (pag. 59) y artífice del estado totalitario cristiano en que se ha convertido España, tras la Cruzada de Liberación (pag. 75). Como sólo se podían autorizar las labores de reconstrucción de la iglesia católica, el obispo se benefició de la protección del Caudillo y su régimen de chupamindas, lameculos y catarriberas. El historiador de la iglesia José Manuel Cuenca Toribio afirma que "el breve pontificado de aquel dominico asturiano estuvo cuajado de realizaciones, en su mayor parte positivas, que han soportado bien el paso del tiempo, juez inapelable de toda actuación humana". De forma que acumuló todo tipo de nombramientos, cargos, medallas, reconocimientos y honores, aunque sólo de los que le auparon a la gloria: asistente al Solio Pontificio, capellán y caballero secretario de las Reales Maestranzas de Sevilla y Ronda, Gran Cruz de Oro de los Cruzados de Tierra Santa, Gran Cruz de Beneficiencia, Gran Cruz Meritísima de San Raimundo de Peñafort y de Alfonso X el Sabio. Sobre este aspecto, el también dominico Carlos Romero ha afirmado que algunas de estas condecoraciones "no las llegó a sacar porque le remuerde la conciencia de humilde y pobre fraile, hijo de Santo Domingo, gastar en estos trámites un dinero que puede invertir en sus obras o en socorrer a los necesitados". En un análisis de este catecismo el teólogo liberacionista Enrique Miret Magdalena dice, referido a Fray Albino, que la dureza, la crueldad, la censura y el espionaje entre españoles son las actitudes falsamente evangélicas que se desprenden de la enseñanza de este religioso español, que no fue la única, sino sí la más frecuente y casi única en el ambiente de nuestra posguerra. Unas perlas escogidas de este enlace:

"La democracia se organiza a partir de intereses individuales cuya expresión es el voto. Según la democracia todos los hombres valen lo mismo y procura una nivelación por lo bajo, es decir, destruyendo, inutilizando y rebajando a los que son más y valen más, para ponerlos al nivel de los que valen menos. según este razonamiento, la democracia no cree en el pecado original y por eso afirma que todos los hombres son buenos. Por ello Fray Albino afirma que ni la honradez ni la inteligencia son propiamente características de la masa, siempre retardataria e incomprensiva y fácil de sugestionar... Después estaban los judíos a los que llamaba absurdos y blasfemos seguidores del Talmud que aspiran a la dominación universal mediante la aniquilación de los cristianos, en cuyas manos está el capitalismo con el que financió al separatismo, las revoluciones y las propagandas antiespañolas. Los rojos no sabían morir, por su falta de heroísmo. Sin embargo algunos conseguían ser fusilados cristianamente ya que con motivo de los fusilamientos que la justicia de Franco tuvo que hacer con los criminales rojos Fray Albino afirmaba que en privado un 60% de los que iban al paredón se confesaban, pero en público era menos del 10%. (pag. 68). La fe en Cristo y en Dios salvó a España porque sobre esa fe vino en seguida, no, había venido antes de comenzar el Movimiento, la fe en el Caudillo Franco, hombre providencial enviado por Dios". (A. Menéndez Reigada, Mina de oro para enfermos y atribulados. Imprenta Católica, Santa Cruz de Tenerife, 1941, p.249).


Por su parte Miret Magdalena resalta que el Catecismo Patriótico Español (Salamanca, 1939) de Fray Albino fue el más expresivo de los catecismos de la época.
Allí se dice que los enemigos de España son, entre otros el liberalismo, la democracia y el judaísmo. Y para aclarar bien las cosas, a las infantiles mentes de sus educandos se les enseña que todos los demócratas liberales con la Gran Cruzada han quedado vencidos. Sin embargo teme este padre dominico que no hayan sido aniquilados y se lamenta de ello porque –en su violenta postura- considera que como sabandijas ponzoñosas escóndense en mechinales inmundos, para seguir desde las sombras arrojando baba y envenenando el ambiente. La dureza, la crueldad, la censura y el espionaje entre españoles, son las actitudes falsamente evangélicas que se desprenden de la enseñanza de este religioso español, que no fue la única, sino sí la más frecuente y casi única en el ambiente de nuestra posguerra. (pg. 11). Ante el hecho evidente del adelanto de los países protestantes.... Los países protestantes son los más adelantados con una adelanto parcial, unilateral y morboso que lleva fatalmente en germen la catástrofe y la causa del relativo atraso de España en la época moderna fue el haberse olvidado de sí misma y querer vivir de prestado copiando al extranjero. Afirma este padre que los partidos políticos no subsistirán en el Estado español porque son creaciones artificiales del régimen parlamentario para dividir, inutilizar y explotar la nación. A continuación hace la apología de lo que él llama Estado totalitario cristiano que es –según él- el que tenemos en España, porque es el que conviene a la estructura y tradición de la España cristiana. Otras ideas del clérigo blanco eran que era un crimen la libertad de conciencia. Que no se podía profesar la religión que le dicta su conciencia, ni elegir la religión que más le agrade. El Gobierno, por tanto, no debe amparar la libertad de cultos, en contra incluso de nuestro teólogos clásicos como Soto y Suárez que la habían defendido en el siglo XVI para América. Al Gobierno sólo le incumbe: Profesar él primero, y amparar después, la única religión verdadera, que es la católica. Las demás libertades de enseñanza, propaganda y reunión –aceptadas como derecho inalienable del hombre por el Vaticano II- eran libertades perniciosas que no se pueden ni siquiera tolerar (pg. 13).

Hablemos algo de alguien más interesante que este asesino parcial, su hermano, el que publicó en Ciudad Real, quien escribió cosas nada destructivas, como un volumen de poemas, biografías y demás obras estimables; quizá por eso no progresó tanto como su hermanito. Este dominico escritor nació en Corias (Cangas del Narcea — Asturias) el 29 de noviembre de 1861 y murió en Sevilla el 29 de febrero de 1924. Ingresó novicio en el convento de los dominicos de Corias y terminó sus estudios en San Esteban de Salamanca (1886). Ejerció como profesor en el colegio de su Orden en Almagro (Ciudad Real) y dirigió a la vez la revista Boletín del Rosario. En 1913 asistió como definidor al Capítulo General de la Orden celebrado en Friburgo (Suiza). Entre otros cargos dentro de la Orden, ostentó el de superior en el convento de Córdoba. Escribió obras como La inmoralidad del teatro moderno (Madrid, 1899), La estética del Rosario (Cádiz, 1910), El mes de octubre (Barcelona, 1911) y Poemas líricos (Jerez, 1919). A ellas hay que añadir esta de la que hablo, la Vida de San Alberto Magno, Almagro: Tipografía de los Dominicos, sin año.

1 comentario:

  1. El punto de vista

    Ahora que estoy cansado, (procuro descansar siempre que puedo, aunque no sepa de donde procede el cansancio) hilo cercados intelectuales que parecen interesantes (debe ser que mi espíritu crítico no puede mantenerse alerta en el tiempo y ceden las compuertas).

    He repensado que la decisión vital es el punto de vista. Una vez leí a Gala decir que no recomendaba ser escritor, pues, a fuerza de observar para narrar, uno se perdía la acción. La dicotomía lector autor sobre la mesa. Nos encanta que nos cuenten, pero no perdemos la ilusión de alucinar, como lo hacemos con aquellos escritos.

    Repensando a ambos dominicos en esta clave, parece que los tiempos influyen en la adopción de un punto de vista vital, pero no de manera decisiva. Entre el fango nacen las flores. Aún así hace falta tener una sangre fría como el agrío tomate, para saber poner sobre la lente el foco adecuado para cada lugar, en cada momento. El espíritu crítico que, en muchas ocasiones, no es más que el seguidismo de la manada, domina la situación o alguien intenta dominarla. Error. Como los fotones, somos capaces de estar y no estar, de influir sin presencia, de hacer creer ilusiones. El ejercicio no es sencillo, cabe desnudarse... más ¿quién no tiene un defecto que sazonar? ¿o era razonar?

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